| Capítulo 17.- Tiempo |

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Alexander

— Esto no puede estar pasándome — la tomé con fuerza aún con la sábana cubriéndome. Tomé mi camisa y pantalón para comenzar a vestirme, traté de ponerme los tenis mientras bajaba por las escaleras, tenía que salir, tenía que ir a buscarlo

Abrí la puerta y corrí ignorando si la había cerrado o no, realmente no pensaba en muchas cosas en ese momento, me sentía muy confundido, traicionado y con unas ganas incesables de averiguar qué demonios estaba sucediendo. Si él iba a dejarme aquí, ¿por qué no lo dijo con tiempo?, ¡¿por qué él es así?!

¡Me molesta, Sebastián!

Corrí y corrí, detuve un taxi para llegar más rápido a su casa, al llegar le arrojé dinero al pobre hombre

— ¡Oye, oye! — Exclamó mientras bajaba del vehículo —. ¡Te vas sin tu cambio!

Había un auto negro y lujoso fuera de su casa, su tía hablaba con un hombre en traje, me detuve en la entrada. Ella giró su vista hacia mí y posó su mano encima de su pecho, yo jadeaba nervioso.

— Sólo quiero hablar con él — dije —. ¿Puedo hablar con Sebastián?

— Sí — respondió, yo caminé hacia la entrada, el hombre me observó un poco extrañado

— No te demores tanto — se dirigió a mí —, tenemos que llegar al aeropuerto en menos de una hora

No respondí, sólo entré en su casa buscándolo con la mirada, subí por las escaleras, la puerta de su habitación estaba cerrada. Temblando me animé a tocar la perilla con mi mano, giré de ella para encontrarme con un Sebastián de espaldas y una maleta vacía encima de su cama, él volteó y se topó con la peor imagen de mí

— Alexander... — me llamó por mi nombre, yo aún sostenía la perilla apretando mis labios, pero mis ojos no iban a mentirle jamás, estaba destrozado

— ¿Por qué? — Le pregunté —. ¿Ibas a irte sin decirme una sola palabra?

— No soy bueno con los discursos — soltó de golpe —. No tenía la menor idea de cómo decírtelo

— ¡Yo iba a comprender, carajo! — Grité —. ¡Iba a entender las razones!

— No sabía que iba a irme... — se sentó en su cama —. Pensé que si continuaba insistiendo en quedarme en este país, en alguna universidad de prestigio, mis padres iban a ceder pero, me equivoqué

— Aún puedes insistir —caminé hacia él —. Puedes estudiar aquí, te habían ofrecido becas, ¿no? ¡Tu promedio ayuda mucho!

— Lo intenté mil veces y fracasé — bufó —. La decisión ha sido tomada, quiero ir a esa universidad, a pesar de mis deseos, te puse a ti primero, por encima de todo. Es por ello que insistí durante todos estos meses para no regresar, sin embargo, esto es algo que no puedo revocar

— ¡Puedes hacerlo! — Exclamé con lágrimas en los ojos —. ¡Puedes quedarte!

Él negó con la cabeza, sólo me observó

— ¿Por qué no me lo habías dicho? — Insistí —. ¿Pensabas irte y despedirte así de mí?

— No lo sé...

— ¿Quién soy yo para ti?, ¿para que me dejes de esa manera? — Pregunté con el corazón en mis manos —. ¿Quién debo ser para que pueda saber de ti...?

No te conocía...

Aún no entendía tu comportamiento

— Es culpa mía — dijo con un tono melancólico —. El que tú estés de esa manera, es culpa mía

Charlie y el encuentro de Daniel [YAOI-GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora