| Capítulo 14.- Inquietud |

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Daniel

— Entra, por favor — le escuché decir a Ryan —. Daniel, entra a la casa — se acercó hacia mí y tomó mi brazo —. No lo mires

— ¿Cómo pude? — Pregunté sin querer —. ¿Cómo pude ser capaz...? — Alexander se perdía a la distancia, quise ir hacia él, pero ya era muy tarde, no tenía por qué hacerlo

— Si te quedas aquí parado jamás podrás avanzar — Ryan soltó mi brazo —. No hay manera de arreglarlo

— Pero, tal vez sí...

— No la hay, Daniel — me interrumpió —. Tan sólo míralo, ¿lo notaste? — Preguntó —. Lo que ese par necesita es tenerse, no podemos entrometernos en los sentimientos ajenos, no podemos cambiarlos. Los sentimientos están fijos, romper el ciclo de las cosas jamás termina bien

— Sé lo que tratas de decirme — lo miré a los ojos —, pero me duele seguir escuchando

— Lo intentaste, ¿de qué funcionó? Ellos volvieron a encontrarse — volvió a tomar mi brazo —. Vamos adentro, ¿quieres? Te hará bien

Probablemente tenía razón

— Quiero estar aquí — murmuré sin dejar de mirar hacia el pavimento

— Daniel, lamento tanto que las cosas no hayan sucedido de la manera que deseabas — insistió —. ¿Pero no te has puesto a pensar en el por qué?

— Hice todo mal — respondí —. He hecho las cosas mal toda mi vida, creí que si tan sólo cambiaba el rumbo de las cosas, de mis sentires y mis pensares... — me aparté unos pasos —. Creí que si comenzaba a hacer las cosas por mí mismo iba a ser feliz...

— Daniel...

— Fui un torpe al pensar que yo mismo iba a otorgarme felicidad, soy el peor que puede dármela — continúe con un tono amargo y melancólico —. Creo que sólo debo seguir de esta forma, siendo yo

— La felicidad no vas a encontrarla con alguien más — se sentó en los escalones de madera que daban a la puerta —. Además, aún eres muy joven, hay billones de chicos en este planeta y, quizá, tu alma gemela esté a años luz también, ¿te imaginas que sea un extraterrestre?

— No — reí un poco, él sonrió —. Sé que soy joven...

— ¿No has escuchado hablar sobre el hilo rojo?

— ¿El hilo rojo?

— Ajá, es un hilo invisible atado en tu meñique — alzó su mano —, es largo, nada puede romperlo, si lo sigues te llevará hacia el final, el otro extremo del hilo — se levantó —. Conduce a tu verdadero amor

— Son cuentos de hadas

— Tal vez lo sean — caminó hacia la puerta —. Pero es una hermosa metáfora para esperar y encontrar a dicha persona. Está por ahí en algún rincón del mundo, probablemente esté leyendo, tomando café, triste, feliz, ¿quién sabe? Está esperando por ti, sin saberlo aún

Yo miré hacia el cielo, después a mi dedo meñique del brazo izquierdo

No respondí, sólo entramos a casa, al cerrar la puerta no evité sentirme de lo más miserable.

*

De alguna manera, en algún momento, estaré bien. De alguna manera, de cierta forma, me sentiré bien, aunque dicho sentimiento esté oculto en mí, tendré que esperar.

Me he retractado en ir con mi psiquiatra porque las pastillas sólo me mantienen cansado la mayor parte del día, tal vez no son las correctas para mí, ¿quién soy yo para juzgar a un profesional? No soy nadie, en esta vida y, si existe otra, también soy nadie en ella. Nadie, absolutamente nadie.

Charlie y el encuentro de Daniel [YAOI-GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora