| Capítulo 16.- Un sentir |

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Daniel

Siempre he tenido un carácter que no suelo comprender del todo, quisiera hacerlo aunque sean por unos instantes. Llegar al trasfondo de mis pensamientos y lo vacío que llego a sentirme durante el día, no me gusta sentirme así.

Tal vez alguien pueda ayudarme a encender algo, como un estilo de luz interior, no lo sé. Sólo quiero sentir que estoy vivo y no sobreviviendo. La vida no me ha tratado muy bien, ante ello no puedo hacer nada, supongo que es mi destino, ¿se terminará algún día? Quién sabe

Quiero callar los gritos que aparecen en forma de recuerdos, no quiero pensar en esos días, no quiero recordar nada, quiero olvidar, borrar y destruir todo lo que llegó a hacerme tanto daño en el pasado, soy muy joven. Lo soy y sé que no debería siquiera preocuparme, pero a la mierda todo. ¡No estoy bien, no estoy bien!

Al carajo todo el mundo, no estoy exagerando, la comida no tiene sabor y yo no reconozco lo que es el apetito. No sé lo que se siente dormir más de seis horas y sentirte completamente pleno, sin huecos en el pecho y voces internas propias que te piden renunciar a todo.

No, no estoy bien. Mi terapeuta lo escribió.

No estoy bien y no sé cuándo dejaré de estarlo.

¿Pero saben una cosa?

Estoy tan deprimido que no me nace una importancia o un sentir ante todo esto. Sólo me recostaré y dejaré que las cosas sucedan, sentiré que estoy flotando en el vasco mar esperando algo que jamás llegará a mí. Esperando una libertad, una esperanza o una salida.

Esperando en vano

y aún así no siento nada...

- Pensamientos nocturnos

*

Habían pasado unas semanas, algunas noches Erick se paraba fuera de mi ventana para esperarme en silencio, nuestras escapadas estaban llenas de sentimientos explosivos que ninguno de los dos podía explicar, ya que no teníamos mucho tiempo de conocernos. Pero sabía que iba a quererle algún día, a pesar de que sentía un miedo eterno, lo sabía.

Pero no imaginé que sería tan rápido...

— Tus manos son más pequeñas que las mías — él las comparó, estábamos recostados en su auto con los asientos declinados —. Pero son más traviesas

— No las subestimes — sonreí —. ¿Y te gustan? A pesar de que son pequeñas

— Sí — respondió —. Me gustan

— ¿De verdad? — Volví a preguntar, asintió —. ¿Y yo te gusto?

Hubo un pequeño silencio, él tomó asiento

— Tal vez no debí preguntar eso — le dije un poco confundido —. Es que...

— Sí — me miró —. Claro que me gustas

Deseaba que mi corazón fuera lento con todo esto, lo intenté con todas mis fuerzas, lo juro.

— ¿Yo... te gusto? — Estaba sorprendido

— Sí — se acercó a mí y acarició mi barbilla —. ¿Por qué no habrías de gustarme?

— No lo sé, porque soy yo, supongo...

— ¿Y qué tiene de malo que seas tú? — Tomó mis lentes que estaban en el asiento —. Yo no veo algo equivocado en ti... — me los colocó —. ¿Mejor?

Charlie y el encuentro de Daniel [YAOI-GAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora