XLVI. LA CAMARA DE LOS SECRETOS

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Capítulo Cuarenta y Seis:
La Cámara De Los Secretos

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Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen. Cuando Filch no vigilaba el escenario del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos enrojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imaginarias como «respirar demasiado fuerte» o «estar contento».

Ginny Weasley parecía igual de afectada que Fanett, por el destino de la Señora Norris. Según Ron, era una gran amante de los gatos.

—Pero si no conocías a la Señora Norris —le dijo Ron para animarla—. La verdad es que estamos mucho mejor sin ella. —A ambas niñas le entraron unas enormes ganas de llorar—. Cosas como éstas no suelen suceder en Hogwarts. Atraparán al que haya sido y lo echarán de aquí inmediatamente. Sólo espero que le dé tiempo a petrificar a Filch antes de que lo expulsen. Esto es broma... —añadió apresuradamente, al ver que Ginny se ponía blanca.

Era habitual ver a Hermione pasar mucho tiempo leyendo, pero ahora prácticamente no hacía otra cosa. Cuando le preguntaban qué buscaba, no obtenían respuesta, y tuvieron que esperar al miércoles siguiente para enterarse.

Harry encontró a Ron y a Fanett al fondo de la biblioteca. El pelirrojo estaba midiendo sus deberes de Historia de la Magia, mientras que la castaña, jugaba con Rhaegal quien estaba frente a ella.

—No puede ser, todavía me quedan veinte centímetros... —dijo furioso Ron soltando el pergamino, que recuperó su forma de rollo—Fanett y Hermione han llegado al metro y medio con su letra diminuta.

—Tal vez si prestaras mas atención durante las clases—murmuro Fanett acariciando la cabeza de su dragón—los deberes serian mas fáciles—concluyo.

—¿Dónde está? —preguntó Harry, cogiendo la cinta métrica y desenrollando su trabajo.

—En algún lado por allá —respondió Ron, señalando hacia las estanterías—. Buscando otro libro. Creo que quiere leerse la biblioteca entera antes de Navidad.

Harry les contó que Justin Finch-Fletchey lo había esquivado y se había alejado de él a toda prisa.

—No sé por qué te preocupa, si siempre has pensado que era un poco idiota —dijo Ron, escribiendo con la letra más grande que podía—. Todas esas tonterías sobre lo maravilloso que es Lockhart...

Hermione surgió de entre las estanterías. Parecía disgustada pero dispuesta a hablarles por fin.

—No queda ni uno de los ejemplares que había en el colegio; se han llevado la Historia de Hogwarts —dijo, sentándose junto a Harry y Fanett—. Y hay una lista de espera de dos semanas. Lamento haberme dejado en casa mi ejemplar, pero con todos los libros de Lockhart, no me cabía en el baúl.

—¿Para qué lo quieres? —le preguntó Harry.

—Para lo mismo que el resto de la gente —contestó Fanett—: para leer la leyenda de la Cámara de los Secretos.

—¿Qué es eso? —preguntó Harry al instante.

—Eso quisiera yo saber. Pero no lo recuerdo —contestó Hermione, mordiéndose el labio—. Y no consigo encontrar la historia en ningún otro lado.

Best Of Me - Harry Potter Pt. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora