Cap. 2

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La luz del sol golpeó su rostro informándole que era otra vez de mañana, entre pequeños gruñidos y maldiciones se levantó con pereza y dolor del asiento en que había dormido.

No se sentía bien, para nada bien, su piel estaba más pálida de lo normal, sus ojos se miraban cansados y ni hablar de las bolsas debajo de estos. Una semana y media había pasado una jodida semana y media desde que se había ido de su apartamento — Tengo que terminar de pagarle — se recordó.

Con pereza y dolor en los pies se levantó y dirigió al baño a tomar una ducha rápida antes de volver a trabajar, aún le debía diez mil dólares a Mark que le había dado para terminar de amueblar el negocio que ahora tenía, el hombre se los había dado en regalo, pero lo que menos quería era que viniese en algún momento y se lo echara en cara para cobrárselo.

Tenía una agenda muy ocupada hoy, cosa que le alegraba, bajo la lluvia artificial se permitió llorar otra vez, le dolía y mucho, su lobo se había dormido desde aquella tarde en la terraza, temía que muriese por depresión, su lobito no lo merecía al igual que él — Perdóname lobito, fui muy malo al seguir con él — susurró volviendo a lavarse la cara.

Al salir se dedico a secar su cuerpo y cabello con rapidez, se le había hecho tarde y pronto tendría que abrir, sus empleados pronto llegarían y necesitaba estar presentable, con rapidez se cambió y maquillo para ocultar todas sus imperfecciones, sonrió dándose aliento para seguir adelante porque a pesar de ser un omega él era fuerte y podía continuar adelante con su vida sin depender de un alfa porque al fin y al cabo no había nada que lo uniera con Mark.

— Bien, comencemos — susurró levantado volviéndose a sentar ante el mareo tan repentino que había sentido, cerró sus ojos un momento, inhalo y exhalo de forma profunda esperando que pronto pasara pensando en que debía alimentarse mejor si quería seguir como hasta ahora.

Sintió un alivio después de unos minutos pero igual se maldijo porque ya era tarde y su cliente estaba a nada de llegar, se volvió a levantar y comenzó a correr todas las cortinas dejando que la luz natural iluminase todo el lugar pues ese era más que todo el atractivo del lugar, él odiaba la luz artificial por el día lo miraba innecesario y hasta desesperante.

Frunció su ceño al sentir su celular vibrar — ¿Hola? — preguntó extrañado al no tener el número registrado.

¿Cómo que hola imbécil? — rodo sus ojos al escuchar la voz de su hermano — Ábreme la maldita puerta que en treinta segundos estoy ahí — el mayor lo había dejado con la boca abierta y las palabras en su garganta.

Camino con desgano hasta la puerta donde le quito el seguro y corrió la persiana notando que efectivamente su hermano estaba hay mismo parado con los brazos cruzados.

— ¿Qué quieres? — preguntó abriéndole y dándose la vuelta — Escúpelo porque mi cliente está pronto a llegar — informó sin siquiera verlo.

— Yo soy tu cliente estúpido — su ceño se frunció aún más.

— No me jodas Sungchan — se cruzo de brazos.

— Ahora vamos a hablar, porque reserve mi turno ya que no quieres hablar con nadie, siéntate — el moreno suspiro cansado caminando hacia la mesa donde su hermano se había sentado.

— ¿Qué quieres? — volvió a preguntar sintiendo un piquetazo en su sien.

— ¿Qué fue lo que pasó? — pregunto serio — Y no te atrevas a mentirme porque me voy a enojar más — agregó cruzándose de brazos — ¿Por qué estas durmiendo en el local o en el carro? — el moreno se maldijo miles de veces al saber que su hermano ya lo sabía.

EquivocaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora