Equivocación

Cap. 20

Gimió sintiéndose realmente bien, su cuerpo quería seguir estando en cama, siendo abrazado por su alfa, el tenerlo, el sentir su aroma, el solo saber que justamente ahí estaba lo hacía sentir vivo y lleno de energía.

— Se siente tan bien — pensó en voz alta.

— Lo mismo digo cariño — suspiro dándose un golpe mental, ahora pensando en que mejor no hubiese abierto la boca, pero no dijo nada solo se concentró en las bonitas y dulces caricias que su pancita recibía — Mi cachorrito esta grande — sonrió leve aun sin abrir sus ojos al sentir como pequeños corazones eran dibujados en su piel.

— Creí que trabajarías hoy — habló queriendo darse vuelta pero siendo imposible ante todo.

— Ahora trabajaré desde casa, le exprese a mi jefe mi situación y bueno me regaño por no habérselo pedido antes — el omega abrió su boca y levantó sus cejas sorprendido.

No esperaba esa respuesta, tampoco es como si hubiesen hablado mucho, ambos ayer se concentraron más en cómo estaban las cosas y que se debía hacer para no poner en peligro a nadie.

— Quiero estar contigo lo que queda de tu embarazo, mimarte y hacerte —

— Mark — interrumpió al alfa — Cállate, ya arruinaste el momento — el nombrado sonrió riendo bajo y corto negando con la cabeza.

— Eres muy suavecito — el mayor se restregó en la espalda de su omega impregnando su aroma.

El moreno suspiro suave y profundo dejando salir un ronroneo antes de relajarse y volver a caer en los brazos de Morfeo.

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— La cosa está así — el moreno estaba  con los brazos extendidos de lado a lado con la palma de las manos abiertas y su rostro mirando el suelo — Tú dejas de llorar y volvemos a sentirnos mejor — le dijo a su lobo que estaba a moco tendido por el alejamiento del alfa.

Era martes por la mañana, el domingo se había ido a reunir con sus dos clientes por la tarde en compañía de Mark, las cosas habían salido mejor de lo que especulaba, el mayor le había ayudado con algunos diseños y dando su opinión en algunas cosas. El desgraciado era arquitecto pero lo que él hacia a diferencia de su esposo era básicamente mandar al carajo las leyes de la física en sus diseños y creación de postres.

Él le había anunciado a Jaemin que el lunes publicará en las redes sociales del negocio que no estarían atendiendo por semana y media para salir con todos los pedidos de eventos que tenían.

Ese mismo lunes Mark había estado como garrapata detrás de él en la casa, en su negocio y a todos lados que el fuese cosa que lo hizo sentir agobiado al punto de ponerlo de un humor asqueroso. Por la noche en el apartamento del mayor le dijo que no lo volviera a hacer que era estúpido el estar pegado todo el tiempo cuidando de hasta lo que miraba y que solo pasarían tiempo en casa y ahora el estúpido de su lobo lloraba por estar en total desacuerdo con él y al parecer no sólo su pulgoso sino también su bebé.

— Bien, comencemos — se dio ánimos  con una sonrisa, una que fue borrada por la llamada entrante de su Hyung — ¿Qué pasó? — preguntó curioso saliendo de su oficina — No, está bien, puede quedarse el tiempo que sea necesario — respondió al ver que el japonés quería irse de la casa porque sentía que estaba invadiendo — No Hyung, no se preocupe por eso puede quedarse el tiempo que necesite — asintió al ver a Jaemin con un bote de chispas de chocolate mientras señalaba la mezcla.

Tomó su delantal poniéndoselo con algo de dificultad maldiciendo haber olvidado sus airpods en el apartamento de Mark.

— Ese no — habló señalando el chocolate blanco que estaban a punto de pintar — Es el otro y en color verde claro — indicó volviendo prestar atención a su mayor — Si Hyung, por cierto, aja si ¿La otra semana? — meneo su cabeza varias veces — Si esta bien o tal vez el domingo, si es que estoy algo atrasado con unos pedidos, si no hay problema, gracias Yuta, nos vemos — se despidió sonriendo dejando su celular tirado dirigiéndose a lavarse las manos para ayudarle a su personal.