Cap. 17

830 80 3
                                    

Viernes, era viernes y el cuerpo del omega lo sabía, quería descansar mucho más pero sabía que tendría tiempo después tal vez cuando tuviese ocho meses — Solo falta uno o dos más... — se dijo muy muy bajo con los ojos cerrados y la cabeza en la almohada sin ganas de levantarse.

Tenia hambre y el olor a comida no le ayudaba en nada, con pereza sacó su mano de sabana perla metiéndola bajo otra almohada sacando su celular, abrió sus ojos un segundo solo para volverlos a cerrar ante el ardor y mantenerlos así un par de segundos antes de volverlos abrir — 7:51 — se dijo tratando de estirarse un poco — Buenos días pequeñito — susurró acariciando su vientre, hoy como tarea importante tenía comprar ropa ya que ayer no le quedó tiempo.

Con pereza y cuidado se levantó hasta quedar sentado donde quedó viendo la pared y después el suelo, su lobo se sentía aún desanimado, pedía entre pequeños chillidos ver a su alfa y estar con él lo suficiente como para sentirse un poquito más vivo.

— Queremos ser felices lobito, sin él — le dijo comenzando a llorar — Quiero ser feliz — hipo tapando su rostro.

El solo imaginar a Mark a su lado abrazándolo por atrás mientras repartía pequeños besos en su cuello y acariciando a su bebé le hacía sentir una gran necesidad de tenerlo, de querer perdonarlo y así poder estar con él a su lado.

Seguía siendo difícil aún cuando en su cabeza se despidió por última vez de él tomando la decisión de ser feliz, de hacer algunas cosas que dejó atrás como volver a pintar, a plantar, a crear nuevos postres, pero le estaba costando más de lo que esperaba.

Obligándose a dejar de llorar limpio sus lágrimas y se levantó caminando hacia el baño donde se tomó su tiempo para dejar que el agua relajará sus músculos — Parece que estará nublado — dijo mirando el cielo notando que el sol no se vería ante las muchas y densas nubes grises.

Con tranquilidad se vistió optando por algo cálido pero fácil de quitar si el sol se presentaba, no quería que su bebé sufriera frío.

Bajo las escaleras y camino hasta la cocina encontrándose al alfa con un delantal suyo cantando y bailando bajo mientras cocinaba.

— Buenos días hermoso y precioso omega — saludo este regalándole una sonrisa.

— Buenos días Hyung — saludo devolviendo el gesto, adentrándose aún más en el espacio abrió la nevera sacando un plato de fruta que el alfa le había comprado a él.

— ¿A dónde crees que vas Donghyuck? — pregunto el alfa haciéndolo parar.

— A trabajar — respondió extrañado ladeando su cabeza.

— Siéntate — ordenó el alfa haciendo que le obedeciera casi al instante — Desayunaras — lo señaló con la espátula — Te hice unas tostadas con aguacate y huevo ohh y trocitos de jamón — le extendió un plato junto a un jugo de lo que parecía ser limón.

— Gracias Hyung — agradeció regalándole una sonrisa.

Miró el plato unos cuantos segundos, por un momento se sintió mareado, con unas ganas de vomitar al punto de tener que sostener su cabeza y tapar su boca. Cerró sus ojos tratando de calmarse, en silencio trataba de contar hasta diez esperando que lo que sentía o disminuyese o desapareciera.

— ¿Sucede algo encanto? — preguntó el alfa dándose la vuelta encontrando al omega casi recostado en mesa, su olor cambió leve a ácido sin entender el porqué.

— N-Nada — respondió dándose un golpe mental por tartamudear.

— Dime la verdad — el tono del pelinegro cambio por completo haciendo que un escalofrío recorriese todo el cuerpo del menor.

EquivocaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora