Inconceivable Mistake © [#1 serie Mistakes]

07: Decisiones equívocas

07: Decisiones equívocas

Max

16 de abril

—¿Y por qué estás tan convencido de que hoy te dirá el "sí"? —pregunta en un jadeo.

Me quedo en mi sitio mientras sigo moviendo mis piernas para no perder el calor, a diferencia de Alex que está en el suelo y con una mano en el pecho.

Eso le pasa por andar hablando mientras trotábamos.

—Porque de otra forma no me hubiera escrito—le contesto de forma simple y copio su acción, echándome sobre el pasto.

—¿Te gusta?

—¿Qué? Claro que no, Alex. ¡¿Qué te pasa?! Ni siquiera la conozco un mes.

—Campeón, me refería a la chica que nos está mirando—me apoyo en mis codos y alzo un poco la cabeza para ver a la persona esa.

—Está bien supongo, no es como si pudiera opinar sobre otros cuerpos.

—No me refiero a eso, y lo sabes, solo quisiera saber si llama tu atención porque tú sí la de ella, y nunca está de más un simple coqueteo fugaz.

—No. No quiero nada ahora, además, no serían tan fiel de mi parte hacerle eso a Eira—me estira una mano cuando se levanta y yo la tomo para pararme.

—Ni siquiera son novios.

—Cuando lo seremos, eso no se verá bien. Además, estoy en el ojo del público, al sacar la historia con Eira, van a saltar por verme junto a una chica—niego con la cabeza—. ¿Por qué no vas tú?

—Porque a mí no me interesa.

—Tampoco a mí—me encojo de hombros y sigo su paso hasta el lugar donde dejamos mi camioneta, que justo está fuera de la cafetería a la cual decidimos ir hoy.

—En unos minutos vengo a tomar sus pedidos—nos dice la chica que atiende cuando nos sentamos junto a una mesa. La pobre está como nerviosa mirando a mi mejor amigo y si no fuera porque no me importa, decido no meterme.

—¿Te dijo algo más?

—¿Quién?

—La reina Isabel—responde irónico—. ¡Eira!

—Ah, no. Fue algo raro, ¿Sabías? Noté una incomodidad muy grande. Igual nos vamos a ver dentro de poco, va a aceptar.

—La seguridad que te cargas...

—Pues ya ves, he arriesgado demasiado en esto.

—Claro que lo sé, ¿Cuánto le depositaste? ¿Un billón?

—Ahora que lo mencionas, esa cifra no estaba mal. A la próxima lo hago.

—Si vas a ir regalando tu plata como nada, recuérdame tirarte una pelota después.

Niego con la cabeza y le pido a la mesera que venga para que traiga pronto nuestro pedido.

Los minutos transcurren en tranquilidad, cada uno viendo sus cosas por sus lados, pero algo en la ventana de afuera me llama la atención.

—Max, ¿Cómo es ella?

Con dificultad aparto mi mirada del vidrio y regreso al tema.

—Normal, supongo.

—Ah, yo cr-

—Aunque no te voy a negar que es muy estresante y está la mayor parte del tiempo a la defensiva, como si yo le fuera a hacer daño. Já. ¿Quién cree que soy?