Claire Lodge
Eira es alguien que desde pequeña ha tenido bien en claro sus metas, lo que quería y cómo lo conseguiría. Es una de las personas que más claras las tiene y estoy orgullosa por tenerla como hija.
Admiro su perseverancia, el esfuerzo y la concentración que tiene todo el tiempo, es por eso que me sorprendo cuando la noto despistada esta última semana. Le encargo algo y ni siquiera me escucha, o hace cualquier cosa menos lo pedido.
Y cada que trato de hablar con ella sobre si se siente bien o algo le pasa, cambia de tema rápidamente o simplemente me ignora. No quiero que mi hija no me tenga confianza, en eso se basa nuestra relación, en la confianza, y ella debe saber que no es la misma niña a la que le debe consultar todo a mamá, puede tomar sus propias decisiones, solo que no quiero que me aparte de su vida.
—Doctora Cameron, ¿aquí está bien? —pregunta una de las residentes que me ayuda y me acompaña en la transferencia al nuevo hospital donde trabajaré.
—Sí, está bien, recuerda medir con exactitud y poner el punto en su lugar, ajusta un poco, para que no se suelte, por allá—señalo la pared con los estantes—están los reemplazos. Cuando acabes nos vamos.
Luego de un rato nos encontramos recorriendo los pasillos del gran hospital.
—Doctora Cameron—me llama y con un ademán le doy el permiso a continuar—, ¿está emocionada por este logro?
—En primer lugar: llámame Doctora Lodge, si bien acá al casarnos adoptamos el apellido del hombre, en mi país no—es muy hipócrita de mi parte cuando yo rechacé cualquier costumbre de mi país natal, aunque trato de remediarlo—, además que me divorcié hace un tiempo ya.
—Lo siento, doctora—se ve algo afligida.
—Segundo: sí, estoy emocionada, pero que es más orgullo que otra cosa, Theil; siempre quise ser una de las mejores, y lo estoy logrando.
—Se merece todo lo bueno que le está pasando, doctora Lodge.
—Ya lo creo.
Pasamos a mi oficina y le entrego unos formularios que debe llenar para que su transferencia esté hecha, mientras ella hace eso yo me dispongo a terminar de guardar mis cosas del lugar.
En unas cajas echo cuadros con fotos de mi familia, Eira, James, Edward y Arthur, mi exesposo.
A veces quisiera tener el poder de regresar al tiempo y cambiar algunas cosas, pero sin ellas no seríamos las personas que somos ahora.
—Ya está—me dice y los deja en la mesa—. Bonita familia—alaga al ver la foto, pero yo la quito de su vista rápidamente.
—Lo sé. Carga esto, por favor—le señalo una caja ya sellada mientras yo cargo la que terminaba de llenar—. Dejaremos esto en el carro y de ahí volvemos para que el jefe firme tu transferencia—le aviso cuando caminamos juntas, ella se tropieza y con una mano la tuve que sostener para que no se caiga, miro al frente, ya que Theil no quitaba su mirada de ahí, se encuentra una chica, pelinegra y de ojos azules, es la hija del jefe—. Deja de mirarla y sigue como si nada, que no se dé cuenta que te afecta su presencia—ordeno y ella hace caso.
—¿C-cómo sabía qué? —balbucea cuando nos alejamos de ahí y entramos al elevador.
—Conozco a esa señorita, y sé muy bien cómo es, también te conozco a ti, algo te ha hecho, no indagaré en el tema por el simple hecho de que no quiero saber, pero si necesitas a alguien que te aconseje, te puedo ayudar.
—¿Ella es una buena persona?
—No existe una buena persona, Theil, todos tenemos algo malo en nosotros, y si esperas que Blue algún día cambie, entonces te puedo invitar a sentar.
—Es que...—tartamudea.
—Mira, si quieres que cambie, entonces querrás solo la idea que tu cabeza tiene de Blue, no querrás a la verdadera ella. Que dé un cambio por amor, porque la gente sí cambia por el amor, pero por el propio.
—¿Cómo debería tomar eso?
—Lo puedes tomar de la forma que quieras, la que más te sirva.
Las puertas se abren y salimos de ahí. Le quito el seguro del auto con la llave y dejamos las cajas en el maletero.
Regresamos a nuestro ex piso y al tocar la puerta de la oficina del jefe, sale su hija, mirándonos como si nos despreciara y a Theil le guiña el ojo.
—Buenas tardes, señor Pabel—saludamos las dos.
—Buenas tardes, doctora Cameron y señorita Reid—señala las sillas—. Siéntense, creo saber el porqué de su visita.
—Aquí está tu café, papi—entra Blue sin avisar o pedir permiso—. Oh, lo siento, no sabía que estarían aquí.
—Blue, querida, siéntate y espera un rato que termine con estas damas—asiente y hace lo que le dice—. Debo decirle, doctora Cameron, que es una tristeza que deje nuestras instalaciones.
—Para mí también lo es—le entrego el folder con papeles—, pero tuve una oportunidad mejor.
—Usted se vendió al mejor postor—escucho un susurro detrás de nosotras y lo ignoro.
Su padre la mira de forma acusatoria.
—Claro que sí, sabe que cuando quiera, puede regresar—firma donde debe, cierra el folder y me lo devuelve—. Espero que su estadía aquí, señorita Reid, haya sido de su agrado—esta vez se dirige a la joven.
—Y lo fue—asegura.
—¿Esta donnadie se llevará a Thi? —se exalta alguien y grita con voz chillona.
—¡Blue! —su padre la reprende—. Ven a pedirle perdón a-
—¡Y una mierda! —se enfrenta al señor y noto como Theil voltea a verla, la pelinegra se calla—. Saldré a tomar aire. Disculpe, señora—gruñe entre dientes.
El sonido de la puerta cerrarse hace que sobresalte en mi lugar. No le presto atención porque llevo tratando con ella desde hace años además que justo recibo una llamada, y como es el número de emergencia que le di a James, respondo al segundo.
—Abu, tía Ei se desmayó, está en el suelo y no reacciona—su respuesta hace que mi respiración se dispare y salga corriendo de ahí, dejando todo.
Bajo por las escaleras cuando el ascensor no se abre y sé que Robert me está siguiendo, preocupado por mi acción, pero no me detengo hasta entrar al auto y conducir, esta vez calmándome para no causar ningún otro accidente.
Por el teléfono, sigo hablando con James, que se muestra negativo a cada opción que le doy para que Eira despierte.
Dice que nada sirve y eso solo hace que mi preocupación sube.
Sabía que tener una hija o hijo, iba a ser peligroso, pero fue muy tarde, cuando quería abortar, el cuerpo ya se estaba formando dentro de mí, sus extremidades se fortalecían y su corazón funcionaba cada vez mejor.
Tuve que tener a Eira, un poco en contra de mis deseos, soñaba con tener un hijo, siempre fue uno de mis sueños, sin embargo, me aterraba que le pase mi enfermedad, cosa que así fue.
Desde el primer momento me juré que iba a cuidarla, tanto como pudiera, que seguiría investigando todo lo posible para encontrar una forma de que su vida se establezca, porque no era justo traerla al mundo y darle una vida miserable.
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No es tan necesario leer este extra excepto porque si quieren ir creando teorías, aquí hay algo de información que ayuda, además que abre la puerta a los demás libros de esta serie de errores.
¡Feliz año! Gracias por el apoyo que le dan a esta historia, sé que no es la mejor, aún así, aprecio que a ustedes les guste.
La meta de este año es terminar el libro así que con toda la fe, en diciembre ya podrán leer esta historia completa.
Se viene otra actualización esta semana. Iré guardando tantos capítulos como pueda para no tener tan abandonada esta historia.
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Inconceivable Mistake © [#1 serie Mistakes]
RomanceEira quería tomar una foto para trabajar en LaBer. Max quería ganar el campeonato de la NBA. Los dos tenían propósitos y caminos diferentes. Sin embargo, cuando los dos terminan en las portadas de las revistas más conocidas, en un escenario comprome...