La biblioteca estaba sumida en su esperado silencio.
Pocos eran los alumnos que se encontraban consultado algún libro, o tecleando en sus computadoras portátiles.
Kian había contemplado como primera opción su lugar habitual para estar solo, junto al estacionamiento, pero desde que Gil lo había descubierto cabía la posibilidad de ser interrumpido, y lo que estaba a punto de hacer le sabía tan prohibido y sin derecho, que mejor mantenerlo oculto.
Seguía pensando que era una mala idea, pero también sabía que, si no lo hacía, lo perseguiría hasta los confines del universo y ya no estaba dispuesto a perder la paz por tantas horas, como en el día del baile.
Tras anotar su nombre en la lista del mostrador, le echó un vistazo a la bibliotecaria, quien se sacudía de hombros mientras se reía silenciosamente mirando un programa de televisión que veía desde su teléfono, con los audífonos puestos. Si se dio cuenta de que él había entrado, no lo demostró.
Registrando con la mirada los lugares disponibles, se dio cuenta que los había de sobra, pero eligió una de las largas mesas que quedaban ocultas a la vista desde la entrada, entre dos altos estantes repletos de libros.
Diez minutos después, cayó en cuenta que enfrentarse a la hoja en blanco estaba siendo uno de los obstáculos más grandes que había atravesado en su vida. ¿Qué se suponía que podría escribir? Algo que a ella pudiera servirle. Una advertencia tal vez. Que tuviera cuidado con los chicos... Que tuviera cuidado con Kent...
Kian resopló por la nariz, restregándose la cara con las manos.
¿A él qué le importaba Kent? Además, ¿desde cuando era el niñero de esa niña?
Estuvo a punto de rendirse; de recoger sus cosas y largarse de ahí, pero una idea le cruzó por la cabeza, y aunque deseaba que se le ocurriesen otras opciones, la misma idea volvía una y otra vez, instalándose para no soltarse.
Podía simplemente escribirle la canción que tanto le recordaba a ella.
Sintiéndose algo más resuelto, volvió a tomar el bolígrafo con una mano, mientras que la otra tamborileó los dedos sobre la mesa, tratando de recordar la melodía de She's a Rainbow. A decir verdad, Kian había escuchado esa canción más de una vez. Las estrofas eran pocas y sencillas, así que memorizarla fue algo que sucedió de forma automática para él.
Tomando aire lentamente, apoyó el bolígrafo sobre la hoja blanca y comenzó a escribir:
Llegas en colores a todos lados
Peinas tu cabello
Eres como un arcoíris
Vienen colores al aire
¡Oh! por todas partes
Llegas en colores
¿Te has visto vestida de azul?
Es como ver el cielo enfrente de ti
Y tu cara es como una vela
Con manchas de un blanco tan hermoso y pálido
¿Has visto a una mujer más bella?
Mientras escribía, no redactó la letra exacta porque se dio cuenta de que la canción parecía estar en tercera persona, contándole a alguien sobre lo hermosa que le parecía una mujer, más no le hablaba a una directamente, de modo que, sin pensárselo mucho, Kian modificó ligeramente la letra. Después de todo, no se trataba de una carta genérica, sino una para Olivia.
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Tinieblas
RomanceReservado, misterioso, exótico..., y lleno de problemas. Kian Gastrell tiene la combinación perfecta para el desastre. Pero su mundo lleno de oscuridad y grises comienza a fisurarse cuando conoce a Livy Gellar, la chica más llamativa y colorida del...