Antes del amanecer del domingo, Kian y el resto de los alumnos que irían al viaje se congregaron somnolientos en la calzada frente a Dancey High, cargando maletas.
La cede sería en el condado de Brístol, y los autobuses que los llevarían hasta allí ya se encontraban enfilados a un lado de la acera, con los motores ronroneando en neutral.
El entrenador Gellar ya estaba ahí, luciendo más fresco y despierto que cualquier otro mientras se coordinaba con los entrenadores externos de voleibol, basquetbol y soccer para organizar a los diferentes equipos. La entrenadora Latrice acompañaba a la capitana de porristas, quienes practicaban sus rutinas lánguidamente, a la espera de que el chico que era la mascota regresara con los encargos de café para todas ellas. Sin embargo, ningún equipo resultaba tan escandaloso como el de rugby. Sebastian tuvo que mandarlos a callar para así poder empezar a vociferar cómo y en qué orden debían abordar los autobuses. Los de rugby irían con los de voleibol, los de basquetbol con los de soccer, las porristas irían junto con la banda musical, mientras que los voluntarios ocuparían un camión aparte.
El autobús donde viajaría Kian era de los últimos. Todavía nadie llevaba puesta la camiseta fosforescente del staff, y tampoco reconocía la mayoría de los rostros porque casi todos eran de primer año. Los únicos que ubicaba de ese grado era un par de chicos que compartían la misma clase de Historia. Y aparte de él, solo un chico más era de tercero. A este le encargaron coordinar al resto de los voluntarios, pasando lista antes de abordar.
Kian eligió uno de los asientos a mitad del autobús, se colocó los audífonos, y unos minutos después de que arrancaron no supo más nada. Todavía no habían salido de la ciudad cuando se quedó profundo, con la sien recargada contra la cortinilla de la ventana que le bloqueó la luz del amanecer.
No había podido dormir mucho porque se había pasado la madrugada trabajando en el Nightmare una última vez antes de que Gil lo cubriera. Contaba con que podría reponer el descanso durante las horas de viaje. Y el descanso no se hizo esperar. Ni siquiera supo si alguien se sentó a su lado hasta que el autobús se detuvo casi tres horas después frente a la calzada del hotel donde se hospedarían toda la semana.
Si bien el lugar no desbordaba lujo, su diseño sí que era elegante y pulcro. Brillantes candelabros, pisos pulidos, floreros cuidadosamente puestos contra las esquinas y mobiliario cómodo dispuesto alrededor del lobby de espera. Todo se veía atascado de alumnos entusiasmados y esperaron ahí varios minutos mientras los entrenadores hacían el check-in en el mostrador.
Cuando se les asignaron las habitaciones, el coordinador de los voluntarios les indicó que subieran a ponerse el uniforme y hacer lo que sea que necesitaran hacer antes de volver al lobby para esperar instrucciones. Tenían solo veinte minutos.
Hasta ahora nadie se quejaba, pero Kian sabía que con el paso de los días la mayoría tendría un golpe de realidad al ver lo extenuante que era el trabajo de un miembro de staff. Por algo se solicitaban voluntarios y a él lo habían sobornado con una limpieza a su expediente si aceptaba ser parte de eso.
De nuevo, Kian no conocía a los cuatro alumnos con los que le tocó compartir habitación, pero ellos sí parecían conocerse entre sí porque los encontró conversando con familiaridad. Él solo se limitó a saludar con un gesto de cabeza y a sacar con aire resignado el jersey neón para cambiarse.
De regreso al lobby, el coordinador ya estaba haciendo aspavientos con un banderín rojo para reunir a los demás. La situación era un poco caótica porque nadie tenía muy claro qué hacer, pero Kian alcanzó a escuchar al chico decir:
—Las diez con quince, señores, se nos hace tarde para llegar al entrenamiento —vociferó, guiando a los de jersey neón a través de la salida.
Por lo que sabía, no se jugaría ningún partido ese día hasta el siguiente, pero el entrenador Gellar quería llevar a su equipo al estadio para que se familiarizaran con el terreno.
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Tinieblas
RomanceReservado, misterioso, exótico..., y lleno de problemas. Kian Gastrell tiene la combinación perfecta para el desastre. Pero su mundo lleno de oscuridad y grises comienza a fisurarse cuando conoce a Livy Gellar, la chica más llamativa y colorida del...