DIECINUEVE

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—La mayoría de vosotros reconoceréis mi voz. Soy aquella chica que hace unos meses os habló de sufrimiento y dolor, os advirtió de la aniquilación inminente del ser humano. Y ahora nos hallamos ante sus puertas. Silenciaron mi mensaje, callaron mi voz, os hicieron creer que mis palabras eran las de una impostora que deseaba sembrar caos. Y mirad ahora, ¿no es mayor este caos? La ciudad se cae a pedazos por obra de nuestras propias manos, les estamos haciendo el trabajo a las máquinas.

"¿O es que no veis que nos estamos quedando sin oxígeno? ¿El aire cada vez más enrarecido por culpa de las incansables llamaradas que consumen nuestro preciado medio de vida? De aquí a unos minutos solo quedará dióxido de carbono y moriremos asfixiados en nuestras propias exhalaciones.

"Y está claro que ellos —señalo hacia el centro de la ciudad a pesar de que sé que no me están viendo—, nuestros preciados líderes que velan por la seguridad de su pueblo, no van a hacer nada para impedirlo. Se mantienen protegidos en sus edificios inexpugnables mientras dejan que nos matemos los unos a los otros, mientras envían a los drones para que acaben con nosotros y el trabajo sea más sencillo.

"Así que nuestra supervivencia depende únicamente de nosotros. Si no queremos morir aquí, luchando en vano, necesitamos colaborar entre nosotros. Os pido que me escuchéis, que elaboremos un plan entre todos para poder abrir el campo de fuerza... Nuestra protección durante tanto tiempo es ahora la que nos está matando.

Algunas personas se vuelven hacia donde estoy, observan mi rostro cubierto por el pañuelo verde y vitorean mi nombre. Por un momento me siento abrumada ante la oleada de Yadei que recorre los edificios. Miro a Hyo y él asiente para que continúe.

—Todos los que quieran participar en cinco minutos han de presentarse en el edificio junto al banco.

La multitud empieza a congregarse bajo nosotros. Agradezco haber cerrado las puertas y que no puedan entrar. Ahora mismo, a pesar de que la mayoría de personas se hallen a nuestro alrededor para ayudarnos, quién sabe si alguna solo busca aprovecharse de la situación.

—¿Yadei?

La voz femenina me saca de mis cavilaciones haciendo que pegue un respingo. Áster. Me quedo mirándola perpleja, sin saber exactamente cómo reaccionar. Así que es real. No fue un producto de mi imaginación. Abrazo a la chica con fuerzas y le pido perdón por haberla dejado tirada, sin siquiera plantearme cómo ha conseguido entrar si todas las puertas están cerradas. ¿Habrá recordado algo? ¿Sabrá por qué está aquí?

Puesto que el tiempo apremia, abrimos las puertas cuanto antes para que vayan entrando las personas, las cuales se sientan en el suelo en orden. Muchos otros se quedan fuera, porque directamente ni siquiera caben.

Hyo se encarga de explicar el plan mientras todos le escuchan atentamente.

—La forma más sencilla de crear bombas con los materiales que tenemos aquí es produciendo una sobrecarga de las pistolas de plasma, aprovecharemos las que se encuentran incrustadas en los drones —es increíble observar a todas las personas en completo silencio, sonrío por dentro al ver que tantas personas están dispuestas a actuar—. Disponemos de aproximadamente 120 minutos antes de que la cantidad de dióxido de carbono sea letal.

—¿Qué necesitáis? —una mujer musculada se levanta y habla.

—Cualquiera con mínimos conocimientos de plasma.

—También necesitamos buenos tiradores —interrumpe Leki—, marcharemos en grupo para asegurar la misión.

Yo doy un paso adelante.

—Cualquier persona que lo desee puede dirigirse hacia la Zona Agrícola, allí los árboles producen el oxígeno suficiente para poder respirar —hablo mirando a Áster y unas cuantas familias con niños.

El Vínculo | Completa | HO 3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora