VEINTE

41 9 28
                                    

Respirar es mucho más complicado de lo que recordaba. Cuando el aire entra por mis fosas, arde hasta llegar a mis pulmones. Duele tanto que una lágrima se desliza por mi rostro. Cierro los ojos dejándome bañar por la luz del sol y respiro el aire cálido que huele a arena. Algunos granos de arena se posan sobre mi cara, cosa que en otra ocasión me habría incomodado, pero ahora me hace sentir viva.

Viva.

He visto la muerte pasar frente a mis ojos. He sentido cómo mi cuerpo se vaciaba de vida mientras intentaba salir de la piscina tras sentir el impacto demasiado duro del agua. Recordé cuando Yaroc me enseñó a nadar, pero mis costillas dolían demasiado. Y ahora estoy tumbada en el suelo del ático, sin ser capaz de alzarme, demasiado cansada como para moverme.

Lo hemos conseguido, el campo de fuerza ha caído. Observo el maravilloso cielo azul surcado por algunas tímidas nubes. El calor y la luz dorada bañan la ciudad, el aire enrarecido ha sido sustituido por una brisa cálida y agradable. Aunque tal vez, cuando el sol irradie durante varias horas todos los edificios, el calor sea demasiado agobiante.

Los habitantes de las ciudades nunca han vivido un verano, nunca han sabido lo que es sudar por el calor o tiritar por el frío. La ciudad siempre mantenida a una temperatura agradable, algo más baja en invierno y más elevada en verano, pero nada que ver a cuando la realidad me azotó en la cara, la nieve caló hasta mis huesos... O cuando el calor abrasador del desierto quemó mi piel y me hizo sudar como nunca antes.

Me levanto con cuidado, conteniendo la respiración ante el terrible dolor que azota a mi torso. Mi muñeca se muestra amoratada e hinchada, dolorosa, pero no tanto como mis costillas. Me asomo por el borde de la azotea y observo a las personas que, como yo, alzan su mirada hacia los cielos. Quiero saludarlas, que sepan que estoy aquí, pero el simple hecho de intentar levantar los brazos me produce un dolor inconmensurable. Así que tan solo me quedo observándoles durante unos instantes, esperando que me vean. Pero a quién voy a engañar, yo no puedo distinguir quién es quién desde aquí arriba, ¿qué me hace pensar que ellos podrán divisarme?

Así que, a pesar del dolor tan horrible, camino lentamente, bajando las escaleras metálicas que se hallan en el lateral del edificio. Son demasiadas plantas y me veo obligada a parar cada pocos pasos.

Siento ganas de llorar, el dolor me recuerda todo lo que hemos sacrificado en pos de esto, en pos de abrir la ciudad. Hemos salvado vidas, pero se han perdido muchas otras. Leki ha muerto con tal de salvarme y jamás podré agradecérselo. Estoy demasiado cansada. Cansada de que la gente se arriesgue por mí, estoy acabando con sus vidas. Por mi culpa, demasiadas personas han dejado de lado su vida tranquila. Ya no existirá jamás un día a día común. Se acabó el ir a trabajar, comprar, cocinar, disfrutar de las películas o los videojuegos... Se acabó su vida normal. Por mi culpa.

Porque nada indicaba que la Caja de Pandora se haya abierto, nada indicaba que los seres humanos fueran a ser completamente erradicados. Tal vez lo hemos enfocado mal, lo hemos entendido mal. Realmente nunca estuvo en riesgo la vida de los habitantes de las ciudades, sino la de los humanos del Exterior. Tal vez la forma de arreglarlo todo no era pidiendo una revolución. Tal vez la forma de arreglarlo todo era enseñando a los humanos a luchar, acabar con el problema desde fuera, sin implicar las ciudades.

Pero ya qué más da, ya no hay vuelta atrás. Y por mucho que me duela haber destrozado la vida de miles de personas, ya no puedo cambiarlo.

Ahora empieza una nueva manera de vivir, deberán adaptarse, deberán aprender a cosechar, a conseguir la energía de otras maneras, adaptarse al calor, educar a las nuevas generaciones no con mentiras, sino con el nuevo mundo que se abre ante ellos. Deberán aprender a sobrevivir a las tormentas de arena, a las gélidas noches del desierto. Se ha abierto una nueva forma de vida ante ellos y deberán aprender a vivirla.

El Vínculo | Completa | HO 3 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora