Park Jimin había amado con todo su corazón, lo había dado todo por aquel alfa que decía amarlo. Realmente creyó ciegamente en aquel hombre que le juro amor eterno, jamás hubiera pensado que moriría solo en una fría cama, sin nadie a su lado... bueno...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Park Jimin, el segundo hijo omega de los marqueses Park. Durante toda su niñez fue el niño más feliz entre los nobles, sus padres siempre habían sido de mente abierta, pensando en que aunque solo tuvieran dos hijos omegas, no era para nada malo. Ellos mismos educaron a sus hijos como si fueran los próximos herederos y es que, para el marques Park, no importaba quien de los dos tomara el poder, mientras ellos mismos lo eligieran, todo estaría bien.
Los marqueses se habían casado gracias a un mero contrato, pero con el tiempo lograron amarse. Ellos pensaban que había sido una suerte poder estar juntos en esa vida y esperaban poder seguir juntos en otras vidas más.
Park Seokjin, el primer hijo omega, siempre había destacado en todo. Clases teóricas, clases de espada y otros deportes. Siempre era el número uno y muchos pensaban que era el candidato perfecto para heredar el marquesado.
Sin embargo, Jimin no se quedaba atrás, era muy bueno en todas las áreas, tal vez no perfecto como su hermano, pero si lo suficientemente bueno como para ser reconocido por todos sus maestros.
La diferencia entre ambos hermanos era simple. Jimin soñaba con encontrar a alguien a quien amar, deseaba tener un amor como el de sus padres, tan fuerte y leal. Realmente quería tener una familia como la de ellos, con un buen alfa que lo cuidara y teniendo muchos cachorros. Para Seokjin era diferente, no quería a alguien a quien amar, realmente consideraba que el amor no servía para nada.
Ambos bromeaban constantemente con que Seokjin jamás se casaría ni tendría hijos, serían los hijos de Jimin quienes heredarían el marquesado más adelante y a nadie parecía importarle demasiado aquello.
Con el tiempo Jimin conoció a Jong Sunghee, el segundo hijo del marquesado Jong. El alfa había sido dulce, atento, amable y todo lo que muchos alfas no eran. Al principio a Jimin le pareció un poco raro verlo en cada fiesta a la que asistía, pero poco a poco su presencia se fue haciendo esperada. Ya no iba a las fiestas solo porque sus padres se lo pedían, ahora iba simplemente para verlo a él.
A los 20, Jimin ya era lo suficientemente mayor como para comprometerse, por lo que Jong no dudo en pedir su mano en matrimonio. El marques Park, no había aceptado en un principio, pensaba que su hijo era demasiado joven como para comprometerse. Pero ante la insistencia de su hijo, no pudo hacer más que aceptar.
Justo antes de casarse, apareció Kim Namjoon. Un caballero que había hecho una increíble hazaña, con eso se ganó el favor del emperador y este mismo le cedió el título de conde. Cuando lo conocieron, Seokjin cayó completamente enamorado de él, eran destinados después de todo.
Seokjin no dudo en dejar el marquesado en manos de su hermano menor para poder estar junto a su alfa. A Jimin no le gustaba tanto ser el heredero, pero Sung parecía bastante feliz al respecto.
Después de la boda de su hermano, una bastante pequeña e íntima, le siguió la suya que fue considerablemente más grande y elaborada. Sung finalmente se convirtió en su esposo y alfa, en su noche de bodas lo marco, le juro amor eterno y muchas cosas más.
