Park Jimin había amado con todo su corazón, lo había dado todo por aquel alfa que decía amarlo. Realmente creyó ciegamente en aquel hombre que le juro amor eterno, jamás hubiera pensado que moriría solo en una fría cama, sin nadie a su lado... bueno...
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Jimin estaba agotado, el mismo día que había sido invitado por Min, se lo había notificado a su familia y todos dieron el grito en el cielo al enterarse. Pero lo peor fueron las teorías, pensaban que Min comenzaría a cortejarlo en cualquier momento y que luego le pediría matrimonio.
Era lógico, Jimin no podía explicarles la verdadera razón de su encuentro y, sobre todo, el duque solo tenía 25 años, era normal que buscara algún omega al cuál cortejar y quien mejor que el hijo de los marqueses con mejor reputación entre los nobles.
Después del shock, todos comenzaron a prepararlo, como si realmente esperaran que pudiera casarse con Min y no sabía si eso era bueno o malo, de cualquier manera simplemente acepto todo para evitar decir la verdad del asunto.
Al llegar a la mansión se sorprendió, porque el jardín era muchísimo más bonito durante el día. Hubiera deseado bajarse para observar un poco, pero esa no era su casa, probablemente el duque lo vería con reproche ante su falta de educación.
— Bienvenido Joven Jimin, mi nombre es Park Jungsoo y soy el mayordomo del ducado – se presentó – Por favor, permítame dirigirlo hacia el duque Min
— Gracias – agradeció educadamente
Jimin siguió al mayordomo, a cada sirvienta o sirviente que encontraban, todos lo saludaban de manera educada y luego seguían con su propio camino. Para el omega era extraño, todos siempre hablaban de como la mansión Min era un lugar lúgubre y espantoso, algunas criadas corrían ese tipo de chismes debido a que habían trabajado en el lugar o bien conocían a personas que trabajaron en el mismo.
Sin embargo, la mansión no era nada así, todo era bastante hogareño. Claro, no había muchas sonrisas de parte de los empleados, pero suponía que todos habían adquirido eso del duque, una máscara de la que nadie podría aprovecharse.
Tal vez, si hubiera sido de ese modo en su vida pasada, hubiera podido evitar todo lo que paso. Mordió su labio intentando alejar malos recuerdos, no era el mismo Jimin, ahora estaba completamente sano y fuera de las garras de las personas que podían hacerle daño. Sus padres estaban bien en casa y su hermano estaba comenzando a conocer a su futura pareja, todo estaba bien.
— Por favor, pase – pidió el mayordomo
Jimin entró con calma, pero se sorprendió al ver alrededor. Se había perdido tanto en sus pensamientos que no supo a donde iban. Pero era el jardín, de hecho el duque estaba sentado en un pequeño kiosco que, no estaba muy lejos, pero se veía precioso teniendo todas las flores alrededor.
Con una pequeña sonrisa comenzó a caminar para acercarse al duque, con solo mirar un poco podía decir que el duque tenía flores de muchos tipos, tal vez más de las que su madre tenía.
— Es un placer volver a verlo Duque Min – saludó con una respetuosa reverencia
— El placer es mío, Joven Jimin – saludó de igual manera – Ya que estamos solos, puedes llamarme de manera más relajada, tal vez señor Yoongi
