Park Jimin había amado con todo su corazón, lo había dado todo por aquel alfa que decía amarlo. Realmente creyó ciegamente en aquel hombre que le juro amor eterno, jamás hubiera pensado que moriría solo en una fría cama, sin nadie a su lado... bueno...
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Finalmente era el día, Jimin no podía creer que esa sería su segunda boda. Le habría encantado hacer algo menos grande y mucho más íntimo, pero el mismo Yoongi se disculpó al no poder cumplir su capricho. Al ser el duque, tenía que hacer una gran celebración e invitar a muchos nobles, incluso algunos otros de otros reinos.
Aunque Jimin aceptaba aquello, Yoongi de igual manera se disculpó infinitas veces y le prometio que ya no habrían eventos tan pomposos como aquel, solo sería ese y ya. Incluso cuando presentaran a sus hijos serían fiestas más pequeñas y con eso termino aceptando la gran boda.
Para el marques Park, la noticia fue bastante sorprendente, pero lo acepto bastante fácil. Jimin suponía que era porque la relación entre su padre y Yoongi, era bastante buena. Su madre se alegró con aquello, porque sabía que su hijo estaría con un buen alfa, aunque su hermano había estado un tanto renuente a dejarlo ir.
Sin embargo, todo había ido bastante bien, incluso se había presentado ante el emperador y ante el príncipe heredero. Habían tenido una grata cena para poder hablar de su relación con Yoongi, aunque ambos se sonrojaron un poco, de todos modos se alegraron porque el emperador Jeon los había aceptado.
Todo estaba bien, de hecho, hubiera estado mejor si tan solo Jong Sunghee no hubiera regresado al imperio. Porque cuando Jimin pensaba que tendría una boda tranquila y sin tener a su ex cerca, este había regresado junto a la princesa de otro reino Choi Hyeli.
La noticia no le había caído para nada bien, pero decidió ignorarlo, ellos eran parte de su pasado y ahora solo tenía un hermoso presente y futuro junto a Min Yoongi. No tenía nada que envidiarle a ese tipo de personas, estaba bien así como estaba.
— ¿Listo? – cuestionó su padre al entrar a la habitación, una que le habían prestado en el palacio imperial
— Si – asintió – Estoy un poco nervioso
— Estarás bien, Yoongi es un buen muchacho, no como ese otro alfa – refunfuño su padre
— Papá – hizo un puchero – El pasado ya no importa
— Tienes razón, no puedo creer que mi bebé se vaya a casar – suspiró con lágrimas en los ojos – Estás tan grande, Jimin
— No llores, Yerin se va a enojar si lloro y arruino mi maquillaje – le reprochó con un puchero
— Está bien, no lloremos – sonrió intentando alejar la nostalgia de su corazón - ¿Vamos?
— Vamos – asintió tomando su brazo para comenzar a caminar
Ambos salieron de la habitación y caminaron al salón donde se llevaría a cabo la boda. Los pasillos estaban adornando con bellos arreglos florales, algunas eran flores que salían en el invierno y otras habían sido tomadas del invernadero imperial y Jimin quiso negarse, pero el emperador insistió, además ese invernadero no era más que un jardín enorme encerrado entre una gran casa de cristal. Así que su boda fue ambientada entre el invierno y la primavera, las dos estaciones que tanto amaba.
