Park Jimin había amado con todo su corazón, lo había dado todo por aquel alfa que decía amarlo. Realmente creyó ciegamente en aquel hombre que le juro amor eterno, jamás hubiera pensado que moriría solo en una fría cama, sin nadie a su lado... bueno...
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Finalmente era el día de la fiesta, los últimos días se la había pasado estudiando y entrenando, además de haber disfrutado de deliciosos postres al lado de su madre. Viéndose al espejo, noto como el traje definía bastante bien sus curvas, para un omega varón no era normal mostrar ese tipo de vestimenta porque se creía que era demasiado femenino.
Durante mucho tiempo había estado en contra de eso, porque le gustaba mostrar su cuerpo, porque le había costado mucho aceptarse tal y como era, así que al amarse a sí mismo, quería mostrarse tal como era. Pero a Sung no le agradaba aquello, obligándolo a vestir sosos trajes que no le quedaban para nada bien.
Ahora volviendo a verse, se sentía bien. Le encantaba que el pantalón se ajustara perfectamente a su cintura y cadera. Además la joyería era lo mejor, pendientes hermosos, collares e incluso broches.
— Tal vez si dejara mi cabello crecer un poco más – susurro arreglando un mechón que se había salido
— Oh se vería hermoso, joven Jimin – sonrió Yeri después de peinarlo
— Creo que lo dejaré crecer un poco más – asintió con una sonrisa – Saldré de una vez
— Si, espero la pase bien y encuentre a alguien mejor – animo la chica con una gran sonrisa
— Gracias Yeri – sonrió – Te traeré un pastelito si puedo
— ¡Gracias! – agradeció emocionada
Jimin bajó al recibidor, era bastante grande, en verdad había extrañado tanto su hogar. Todo era en colores claros y suaves, tan hogareños. Su familia en sí, todos tenían aromas florales. Su padre tenía un olor a lilas que pocos percibían porque se notaba más el olor de la madera. Su madre olía a rosas con un toque de miel, un olor bastante dulce pero no molesto. En cambio su hermano tenía olor a jazmín, pero él mismo no notaba otro olor a parte de ese y tal vez sea porque el jazmín predominaba en su aroma.
Sin embargo Jimin era un poco diferente porque el olor que predominaba era el de las mandarinas, pero muy al fondo se sentía un leve aroma a violetas, algo que solo sus padres y hermano podían notar con claridad. Ahora que lo analizaba, ni siquiera Sung lo había notado, tal vez esa era otra señal de que Sung simplemente no era para él.
El primero en aparecer fue Seokjin, si no fuera por su aroma, cualquiera podría pensar en él como un alfa. Su hermano era tan guapo y varonil, el sueño de todo omega y beta. Tal vez por eso hacía buena pareja con Namjoon, porque Namjoon no lo trataba como menos por ser omega, siempre lo había tratado como su igual y eso termino de enamorar a Seokjin, debían apresurarse a encontrarlo.
— ¡Mi hermanito es tan lindo! – exclamó al verlo – Sin duda el azul es perfecto para ti, pareces un pequeño príncipe – sonrió con cariño
