Park Jimin había amado con todo su corazón, lo había dado todo por aquel alfa que decía amarlo. Realmente creyó ciegamente en aquel hombre que le juro amor eterno, jamás hubiera pensado que moriría solo en una fría cama, sin nadie a su lado... bueno...
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Jimin despertó tomando una gran bocanada de aire, pensó que había muerto, pero se sentía vivo en ese momento. Sin embargo, al observar a su alrededor, no era la misma habitación de antes, esa era la habitación que usaba antes de casarse.
— ¿Qué rayos? – murmuro para sí mismo
— Joven Jimin – se escuchó que tocaban la puerta e inmediatamente reconoció la voz
— ¿Yeri? – cuestionó impresionado
— Sí, vengo a preparar su baño – notificó mientras entraba de una vez – Changkyun y Minhyuk no tardan en venir para ayudarle a vestirse – explicó desde el baño comenzando a arreglar todo
Jimin no sabía que responder, Yeri, Changkyun, Minhyuk, entre otros de los empleados fieles a su persona, habían sido echados de la mansión después de que sus padres murieran. No los había visto en mucho tiempo y ahora, ahí estaba Yeri con su falda algo sucia pero con una gran sonrisa en el rostro.
— Está listo – avisó – La bañera tiene el agua a la temperatura que le gusta y agregue los aceites de rosas que le gusta usar – hizo una pequeña reverencia – Apresuraré a los chicos
— Espera Yeri – pidió de inmediato
— ¿Sí? – cuestionó
— ¿Qué fecha es hoy? – preguntó tímidamente
— Hoy es 5 de marzo del año 2XXX del calendario imperial – notificó extrañada, Jimin pocas veces preguntaba ese tipo de cosas
— Faltan cuatro días para el cumpleaños del duque Min – murmuró recordando que justo ese día su padre había aceptado a Sung como su prometido
— Eh... si – asintió la chica – Pero usted dijo que no iría porque el señor Jong no iría a la fiesta – explicó – Ah, a pesar de que el sastre hizo un traje tan bonito para usted – suspiró con frustración
— ¿Está listo el traje? – cuestionó
— Faltan unos cuantos toques, pero el sastre lo dejo de lado al escuchar que no iría – explicó
— Dile que lo termine para ese día, iré a la fiesta de cumpleaños del duque – ordenó
— ¿sí? Oh, sí – asintió – Le iré a decir ahora mismo
Después de una reverencia salió de inmediato de la habitación, Jimin se levantó para verse al espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación. Se veía sano, se veía como cuando tenía diecinueve y aún no se comprometía con Sung, porque cuando lo hizo, dejo de comer y hacer ejercicio, todo porque quería ser esbelto y bonito para él.
Se desvistió con calma y entró al baño, estaba bien, estaba de regreso. No sabía si había sido un sueño, pero tampoco quería averiguarlo, no quería probar si era verdad o una mentira aquel sueño. Si está era una segunda oportunidad, protegería a su familia, no dejaría que Sung metiera sus manos en el marquesado Park.
