DIGIMON WORLD (PROJECT) || Echo, de treinta años, es seleccionado para participar en una simulación científica titulada "Digimon World". Bajo una dinámica VRMMORPG (Videojuego de rol Multijugador Masivo en línea de Realidad Virtual), el joven narra...
Mi primera misión importante llegó el segundo día. Jijimon me informó de fallos en el generador eléctrico de la ciudad y me pidió ayuda para solucionarlos. Según me dijo, el encargado —un tal Elecmon— había desaparecido y mi objetivo era encontrarlo.
La simulación no albergaba ningún tipo de marcador que te indicase su posición o alguna pista sobre qué dirección tomar, tan solo un mapeado de Isla File que podías abrir desde el Menú.
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Los NPCs tampoco estaban programados para ofrecer ayuda de ese tipo, así que me vi obligado a explorar los alrededores de la ciudad para dar con él y, al hacerlo, me topé con muchos digimon diferentes y salvajes que vagaban por el Native Forest.
—Debemos evitarles o nos retarán a un combate —advirtió Alraumon.
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Los digimon salvajes te seguían durante un breve periodo de tiempo si te acercabas a ellos y, si tenías la mala suerte de tener más de uno dentro de tu área asignada, podías enfrentarte a varios de ellos a la vez. Tras derrotarles, salían huyendo y dejaban tras de sí una recompensa en forma de experiencia y, en ocasiones, de objetos.
Alraumon y yo habíamos estado entrenando en el Gimnasio Verde antes de partir, por lo que sus Stats estaban reforzados y mis esperanzas sobre su poderío eran altas. Sólo teníamos que encontrar con quien probarlo.
*********
Buscamos y buscamos hasta que dimos con Elecmon. Aquel roedor mayoritariamente rojo, con pinceladas azules y numerosas colas, rondaba las inmediaciones de la ciudad mordisqueando una placa de metal que tenía sujeta con sus patas delanteras.
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Elecmon, digimon de Nivel Infantil y Atributo Datos.
—Elecmon, debes volver a la Ciudad de los Inicios. Te necesitan.
—Tendrás que obligarme —me retó y, soltando la placa, se colocó en posición de ataque—. Sparkling Thunder.
Mi compañera se puso rápido en medio para protegerme y recibió el impacto de la descarga. No fue mucho, tan sólo unos pocos PSs perdidos.
—Contrataca con Nemesis Ivy.
La flor alargó sus dedos como si fueran enredaderas y propinó varios latigazos a Elecmon, haciéndole retroceder. El roedor puso cara de pocos amigos y lanzó plumas cual cuchillas afiladas desde su cola que rozaron a Alraumon, hiriéndola de nuevo.
—Probemos una nueva estrategia. —Sino hacían algo, perderían—. ¡Hungry Hand!
La flor extendió otra vez sus tentáculos y rodeo con estos a Elecmon. Atrapado e indefenso, comenzó a drenarle su energía vital, que le recuperó la suya propia, nivelando así el combate.
Hasta ese momento Alraumon no se había enfrentado a nadie y yo tampoco, por lo que ambos fuimos un poco patosos. Desde mi lado, sólo podía animarla para que siguiera adelante; daba igual cual fuera el resultado.
—¡Vamos Alraumon, puedes conseguirlo!
La flor esquivó un placaje eléctrico de su adversario y entonces expulsó una nube de gas venenoso que infectó al roedor, cuya vitalidad fue disminuyendo lentamente hasta que, con el impacto de una nueva tanda de latigazos, cayó derrotado.
—Está bien —dijo desde el suelo con una animación de derrota—. Volveré.
Victoriosos, juntos celebramos haber completado la misión dándonos de la mano —si a eso que tenía Alraumon se le podían llamar manos— y pegando pequeños brincos. Luego recibí la recompensa, experiencia y un Imán que supuse me serviría para más adelante.
—Llegaremos a Invencibles. Lo sé.
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De regreso a la ciudad —con un aire de chulería tan exagerado que hasta yo mismo me habría aborrecido de verme desde fuera— me crucé con varios equipos más. Supuse que iban a realizar la misma misión que yo y eso me reconfortó al sentir que les llevaba ventaja, hasta que me di de bruces contra ella: Nélisse, alguien cuyo objetivo era ganar sí o sí.
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Sus pinturas faciales causaban impresión y sus labios morados como los pétalos de Alraumon me cautivaron —qué se le va a hacer—. Se trataba de la misma chica que había visto el día anterior en la casa de Jijimon, sólo que ésta vez tenía compañía.
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SnowAgumon, digimon de Nivel Infantil y Atributo Vacuna.
—SnowAgumon podría acabar con tu florecilla de un bocado si se lo ordenase—. Su tono de voz hiriente fue acompañado por una mirada asesina—. Te crees que porque hayas completado una misión de combate eres el rey de la fiesta, ¿no?
Me quedé callado y sin saber qué contestar. No supe identificar si pretendía hundirme o por el contrario tenía una actitud prepotente de por sí, lo que sí tuve claro es que sería una dura competidora.
—Deberíamos continuar, Nélisse —dijo el dinosaurio.
—El Digimon World no ha sido diseñado para débiles, ni para pasar el rato. —Me mantuvo la mirada hasta que acabé por desviar la mía—. Ahí fuera está muriendo gente... ¿Quieres ser el siguiente?
Acongojado, tragué saliva con la cabeza gacha y esperé a que se fuera para reaccionar. Nélisse me daba miedo, al menos al principio, y no quería provocarla... La incertidumbre de lo que pasaría era poderosa.
Una vez solos, Alraumon se acercó a mí y me abrazó por la cintura con ternura. Sé que no tenía vida —y en gran parte me daba igual, sólo eran datos—, pero aquel gesto me reconfortó mucho.
