Mi despertar fue tan abrupto y doloroso que tuvieron que sedarme para que me calmase. El dolor que sentí, entremezclando lo físico y emocional, me hizo agitarme con suma violencia. Apenas puedo recordar aquellos instantes, más agradecí la pronta reacción de Fiore... La terrible visión de la muerte de Kougamon fue lo único que mis ojos podían vislumbrar.
No desperté hasta horas después en mi dormitorio asignado, sin estar entubado y con un uniforme blanco puesto. Miré a mi alrededor, pero allí sólo se encontraba la cama en la que reposaba, un escritorio al lado y el Diario de Abordo donde debía anotar mis últimas vivencias; todo muy desalentador.
Había perdido a mi compañera, me dolía la cabeza y aún era capaz de sentir las punzadas en mi corazón. No dejaba de cuestionar mis decisiones, erradas en su mayoría, preguntándome si el resultado habría sido otro de hacer las cosas de diferente forma... ¿Tan inmaduro había sido? ¿O simplemente me había podido el entusiasmo? Fuera como fuese todo había terminado para mí. Había fracasado. Entonces recibí una visita que no se hizo esperar.
—Usuario #11B, su contrato respecto al Digimon World se ha dado por finalizado —anunció el ayudante con tez mezquina. Pese a dominar el inglés, se notaba su acento italiano—. Entréguele su diario a mi compañera. Ella será la encargada de revisarlo.
A su lado había una mujer alta y seria, de complexión fuerte y un atractivo llamativo, como sus castaños cabellos rizados... Al mirarla tuve el presentimiento de que ya nos conocíamos, ¿pero de qué? Acto seguido le entregué todo el material —en el cual me había tomado ciertas libertades a la hora de narrar mi experiencia— y, amablemente, Fiore me acompañó a recoger mis cosas y me guió hasta la salida.
Curiosamente, esa no fue la última vez que pisé los laboratorios.
**********
Al regresar a casa me sentí completamente vacío. Las cosas de Shauna ya no se encontraban allí, aunque realmente a mí me daban igual, lo único en lo que era capaz de pensar en ese momento era en Kougamon. Echaba mucho de menos la compañía de mi florecilla, de mi ninja, tanto que hubiera dado lo que hiciera falta por retroceder en el tiempo, pero no podía. Debía hacerme responsable de las consecuencias consiguientes a mis decisiones y lidiar con ello. Una guerra se estaba librando tras las murallas de La Capital y, tarde o temprano, acabaría por alcanzarnos...
Aquella noche, fría y solitaria, decidí invertirla en descansar y reescribir en unos libretos todo lo que había narrado en el Diario de Abordo —incluso añadí pequeños extras como algunos comentarios felices y que sólo yo entendería— aprovechando que los recuerdos aún eran frescos. No quería olvidarlos. Jamás.
Un golpe en la puerta. Dos. Eran más de medianoche y había alguien en el pasillo del edificio donde vivía. «Qué extraño», pensé. Precavido cogí un cuchillo de la encimera y me dirigí hacia el recibidor, echando un primer vistazo por la mirilla: se trataba de aquella mujer de cabellos castaños. Con escepticismo abrí la puerta y me la quedé mirando en silencio, esperando a que ella dijera la primera palabra.
—Traté de advertirte, pero no me hiciste caso. —Sin invitación entró en mi casa y se puso a ojearla con descaro. Estaba desordenada y medio vacía, así que no había mucho que mirar—. He leído tus informes y son de todo menos normales.
—¿Gracias? —dije al cerrar la puerta. Luego dejé el filo sobre una estantería —no tuve la impresión de que fuera a necesitarlo.
—De todos los cretinos ambiciosos que se apuntaron al proyecto, tú eres el más cercano a desentrañar el misterio tras el que va la doctora Iosefka. —Por su tono no supe identificar si estaba decepcionada o aliviada, me resultaba muy difícil leerla—. Kougamon sigue viva, en los laboratorios, pero no por mucho tiempo.
Escuchar eso dio un vuelvo a mi corazón. Me hizo tambalearme sin remedio y me vi obligado a apoyarme en la pared. ¿Estaba viva? ¿Cómo era eso posible?
—Los digimon, así como los humanos, también están vivos y sumergidos en la experiencia del Digimon World. —Me miró a los ojos. Los tenía de un inconfundible verde esmeralda... Era ella—. Están retenidos en la sala contigua. Hyougamon también se encuentra allí atrapado.
—Nélisse.
Así que, desde el principio, ella había sido participe y parte presente de este enmarañado. Ahora comprendía muchas cosas, como su seriedad, determinación y ese punto de prepotencia mezquina.
—Me estás juzgando y no te lo reprocho. —Ahí si pude ver un atisbo de arrepentimiento. Reflejaba un dilema interno—. Cuando me presté voluntaria para el proyecto no imaginé que acabaría tan implicada con los digimon. Qué coño, con mi compañero.
No sabía qué decir. ¿Cuál era la verdadera razón de que hubiera venido a verme? Ardía en dudas.
—Ahí fuera hay otros, domadores, gente que ha sabido conectar con los digimon y vive en paz con ellos. —Giró el rostro para que no pudiera mirarla y tragó saliva. Pese a la distancia podía escuchar su acelerada respiración—. Quizás la Matriarca esté equivocada y la paz sea posible, qué se yo... Soy incapaz de razonar.
—¿Qué esperaban conseguir Iosefka y Fiore con este proyecto, Nélisse? —Una pregunta que debí haber realizado mucho antes.
—Los datos necesarios para crear el arma definitiva que ponga fin a esta guerra de una vez por todas. —Con los ojos llorosos volvió a mirarme. La imagen que proyectaba, sensible, distaba mucho de la que había generado en los anteriores encuentros—. Un arma capaz de destruir a los digimon y conducirlos a una inevitable extinción.
Quise engañarme ante la gran revelación y hacerme el sorprendido, pero en el fondo siempre supe que ese era el objetivo final, ¿por qué sino habrían de haber invertido recursos en el Digimon World? Lo peor de todo era que yo había sido partícipe, un cómplice indirecto y necesario. Mis actos habían sentenciado a muerte a Kougamon.
—La razón por la que he venido no es otra que la de rogar tu ayuda, Echo. —Escucharle pronunciar mi nombre me trajo a la realidad. Denotaba sinceridad—. Debemos ponerle fin al proyecto, pero no puedo hacerlo sola... Te necesito.
—¿Por qué yo? ¿Por qué no Josh, por ejemplo?
—Porque eres el único que ha entendido la verdadera naturaleza de los digimon y ha empatizado con ella. —Se acercó a mí tímidamente y me cogió de la mano. Las suyas estaban tensas y temblorosas—. Por favor.
Suspiré. Lo que me estaba pidiendo exigiría sacrificios y, por su pesar, comprendí que estaba dispuesta a correrlos. Debíamos colarnos en los laboratorios y, de alguna forma, interrumpir el curso del proyecto... Mi instinto me gritaba que era una misión suicida, que dijera que no, pero, ¿en qué clase de persona me convertiría si me negaba?
—De acuerdo, lo haré —contesté con decisión. Si había una mínima posibilidad de salvar a Kougamon, la tomaría—. Con una condición: debemos involucrar a Assim. Estoy convencido de que él entenderá nuestra postura y nos ayudará. —Sonreí—. Confía en mí, como yo lo estoy haciendo en ti
Nélisse asintió. Hora de elaborar un plan.
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Digimon World (Project)
FanfictionDIGIMON WORLD (PROJECT) || Echo, de treinta años, es seleccionado para participar en una simulación científica titulada "Digimon World". Bajo una dinámica VRMMORPG (Videojuego de rol Multijugador Masivo en línea de Realidad Virtual), el joven narra...