Digimon World (Project)

Capítulo 07

Completar el cuadro de misiones de bajo nivel no me llevó mucho tiempo. Alraumon se había convertido en una flor dura de pelar que repartía latigazos, drenaba energía y se movía con tanta agilidad que ningún enemigo se me resistía; eso me dio el ánimo suficiente para creer en mí mismo y mis capacidades, incluso comprendí que no tenía que demostrarle nada a lo demás —por mí pueden decir lo que les plazca—.

Seguía retrasado —a decir verdad lo había estado postergando apropósito— respecto a los demás, pero con cada encuentro con otro domador descubría algo nuevo o conseguía sonsacar alguna pista que me ayudase más adelante a avanzar. Esto suscitó molestias en el mundo real, donde el científico Fiore me dio un toque de atención respecto a mi progreso.

—Tus valores obtenidos en relación con tu compañera digital son excelentes, sin embargo no estás explorándolos en toda su amplitud —me informó con voz seria—. Esto no es ningún juego, ¿no querrás ser eliminado?

Dada la situación actual en el mundo real —estábamos en guerra— me tomé la amenaza como un primer aviso. Bastaba ya de procrastinar, era hora de entrar plenamente en acción. 

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Con las obras del puente finalizadas, decidí tomar esa ruta adentrándome en la Selva Tropical, cuyo paisaje distaba al de la arboleda frondosa del Bosque Nativo: árboles tropicales, manglares en la parte interior y un montón se señales de tráfico diseminadas por todas partes sin sentido alguno. Quizás tenía un aspecto bizarro, pero todo en conjunto parecía estar en una extraña consonancia.

A mi paso me encontré con varios ejemplares de digimon que logramos esquivar con éxito: desde un pingüino de color naranja oscuro, una bestia basada en las antiguas leyendas del sasquatch y unas libélulas enormes y grotescas muy veloces. En una ocasión Alraumon tuvo que agarrarme con sus cepas y colgarnos de lo alto de una palmera para escondernos —fue muy cómico, ¡casi pierdo una zapatilla!

Como curiosidad, mientras avanzaba por la playa, creí ver una bolita rosada volando por los alrededores, pero pasó tan fugaz que lo mismo fue una ilusión...

La flor mantenía un ritmo alegre en aquella zona, como si estuviera en su propia casa. Su sonrisa, su danza al andar, me dio la sensación de que allí se sentía segura; yo sin embargo me mostré algo patoso... Jamás había salido de la ciudad donde residía, ni siquiera había visto un bosque de cerca y mucho menos un manglar, así que la sensación era extraña, sobre todo cuando mis pies se hundían en el barro —¿Estaba destinado a perder mi calzado en aquel lugar o qué?—. Entonces, al seguir avanzando, nos vimos sorprendidos por un altivo anfibio y una misión nueva se desbloqueó.

Betamon, digimon de Nivel Infantil y Atributo Virus.

—Misión de Nivel 1, Objetos para la Tienda —leí en voz alta.

El informe decía que en caso de derrotar a Betamon, éste se uniría a la ciudad y se activarían algunos Items útiles para el desarrollo de la aventura. No podía dejar escapar esa oportunidad.

—Estoy preparada para la batalla, Echo —dijo firme mi compañera—. ¿Empezamos?

—Adelante.

Sin preámbulos Alraumon corrió hacia el enemigo envalentonada, pero éste la hizo frenar en seco con una descarga eléctrica salida de su aleta rojiza. El anfibio verde se desplazaba lentamente con sus cuatro patas a ras de suelo y con sus ojos oscuro clavados en nosotros.

—¡Shock Eléctrico! —De nuevo lanzó una descarga eléctrica que, ésta vez sí, golpeó a la flor.

Resentida tras ser electrocutada, Alraumon se giró para ver como la animaba desde la distancia —es curioso, pero causaba un gran efecto en ella—. Sentía como el vínculo entre los dos estaba más fuerte que nunca.

—No es el momento de bajar la guardia. —La flor extendió sus cepas para agarrarse de la copa de un árbol y se balanceó para saltar sobre Betamon y golpearle con sus raíces, volcándole hacia atrás—. ¿Qué harás ahora?

Para su sorpresa el anfibio usó su ataque Water Tower y originó un pequeño geiser bajo ella que la lanzó por los aires, contra la maleza, al expulsar un chorro de agua caliente al mismo tiempo que él se agitaba para volver a ponerse en pie.

—Debe ser una misión secreta, no será tan fácil como las demás. —Pensé rápido. Si no actuábamos con precisión, quizás significaría nuestra derrota—. ¡Trata de drenarle!

Alraumon se repuso y, al salir de entre unos helechos multicolores, se dirigió hacia el enemigo para tratar de enredarle, pero raudo el esquivo Betamon se la llevó por delante con un golpe de aleta que la ocasionó una herida sangrante en el pecho.

—¡Alraumon! —El corazón se me detuvo al ver como un líquido amarillento manaba de la raja abierta y me quedé paralizado por la impresión. En aquel instante sólo podía pensar en su muerte y lo poco que habíamos vivido juntos, obviando por completo la meta del videojuego.

—No tendré piedad —afirmó con su voz fría el anfibio, listo para el golpe definitivo.

A juzgar por lo que ocurrió a continuación, me atrevería a decir que fueron mis propios sentimientos los que generaron el proceso de evolución de mi compañera, aunque evidentemente había más factores en juego como la experiencia conseguida o el aumento de todos sus Stats. 

Kougamon, digimon de Nivel Adulto y Atributo Datos.

Frente a mí apareció un nuevo digimon, sin género definido, ataviado como un ninja —juro que su figura me recordaba a la de una castaña gigante—, el cual arremetió contra Betamon asestándole multitud de golpes con su espada hasta derrotarle.

—Acabamos —sentenció Kougamon.

Aquella proeza fue estudiada minuciosamente por las personas detrás del proyecto, inquietas por el misterio entorno a la digievolución, sin embargo para mí ese logró significaba que la conexión entre mi compañera digimon y yo había alcanzado un nuevo nivel.  

Ahora había que sacarle partido.