El Lago Ojo de Dragón se convirtió rápidamente en la comilla de todo el mundo. Según pude escuchar, si acudías allí a pescar tenías la posibilidad de que se te apareciera un poderoso digimon que te ofrecía una recompensa. Claro está, todos fueron allí a tropel para encontrarlo, sin embargo yo decidí ser paciente y esperé a que el atardecer y el cansancio disuadieran a los demás equipos para que se marchasen.
—He contado trece humanos entrando en la posada —apuntó Alraumon.
Ese mismo día un chico, diría que el más joven de todos los seleccionados, tuvo el infortunio de perder a su digimon. Los datos encontrados en el Menú indicaban que cada compañero tenía dos vidas que, de ser derrotado en dos ocasiones, perdía y él suyo había muerto dos veces. Hasta ese momento no tenía claro cómo funcionaría la simulación en esta situación, pero todos salimos de dudas al saber que había sido descalificado de la competición y posteriormente su avatar fue eliminado con toda su existencia. Brutal.
La madurez y empatía que demostró Alraumon ante esto me sorprendió. Siempre había visto a los digimon como criaturas peligrosas, temibles, sin alma, pero empecé a comprender —con demasiada lentitud— lo que los denominados Domadores defendían: el entendimiento entre especias era posible.
Antes del anochecer, con una sensación de frío que me erizó, me dirigí junto a mi compañera al lago y, con una caña recién comprada en la tienda de Piyomon, me planté en la orilla y volví a esperar. Como cebo usé unos digichampiñones que se podían encontrar salvajes y que, pese a su aspecto metalizado, parecía gustar a los digimon.
—Alraumon, ¿qué sientes?
—No entiendo tú pregunta, Echo.
—Perdón, no me hagas caso. —Me sentí estúpido al hacer esa pregunta. ¿Cómo iba a sentir un programa virtual?—. Aquí no pica ni un pez.
Pequeñas ondas en el agua llamaron mi atención, seguidas de un fuerte tirón del sedal. Algo había picado y yo comencé a tirar tan fuerte que pensé que la caña se rompería y caería al agua, pero al verme Alraumon extendió sus cepas para ayudarme y juntos logramos sacar a aquella bestia de las profundidades del lago.
Seadramon, digimon de Nivel Adulto y Atributo Datos.
Una serpiente azulada de cabeza amarillenta apareció frente a mí con sus fauces abiertas. Mi primer pensamiento, entre el pánico y la sorpresa, fue que me atacaría, que se abalanzaría sobre mí para devorar a la flor que me acompañaba, pero no fue así.
—¡Soy Seadramon! —rugió molesto—. Así que eres el que ha estado pescando tanto, muy bien, ¿alguna petición? —Ante mí se abrió un abanico de respuestas diferentes: Seamos Amigos; Enséñame una Técnica; Quiero un Objeto.
Mi instinto de supervivencia clamaba por elegir la técnica, pero mi astucia apostaba más por el objeto... Finalmente decidí hacer caso a mi instinto y elegí la primera —tuve una corazonada—.
—Seamos amigos, Seadramon.
—De acuerdo. A partir de ahora seremos amigos y, como muestra de gratitud, te hago entrega de ésta flauta. —Hizo aparecer una flauta azul ante mí que agarré con la mano—. Si la tocas cerca del lago, yo escucharé la melodía y acudiré a tu llamada.
—¿Para qué? -pregunté algo confuso.
—Te llevaré al otro lado del lago —rugió—.
Miré el mapa y comprobé que sólo a través del lago se podía acceder a otro lugar del mapeado y me alegré de haber tomado dicha decisión. Estuve convencido de que ningún otro equipo lo habría hecho —o quizás sólo Assim— y decidí guardarme ese secreto para mí.
—¡Nos vemos, humano! —Acto seguido se sumergió en el agua y desapareció en las profundidades.
La simulación no estaba simplemente enfocada a la lucha continua y fortaleza creciente de los digimon, sino que también demandaba astucia con pequeños puzles ocultos como éste. Si quería convertirme en Invencible, debía de estar atento hasta el mínimo detalle.
**********
De noche el Bosque Indígena estaba en calma, siendo el leve sonido de la brisa lo único que se escuchaba. Aquel día era el primero que trasnochaba —y que estaba fuera del perímetro seguro de la ciudad a deshora—, así que con ritmo acelerado me dispuse a atravesarlo cuando, por la espalda, sufrimos el ataque de un digimon salvaje.
RedVegiemon, digimon de Nivel Adulto y Atributo Virus.
Una rojiza planta insectívora —pariente de Vegiemon, seguro— golpeó a Alraumon con los extremos de sus tentáculos en forma de maza, llenos de pinchos, derribándola. Su ataque fue tan poderoso que de un golpe le hizo perder la mitad de los PS y al verlo me quedé sin saber qué hacer. Era de nivel Adulto, lo que significaba que era más fuerte y eso nos dejaba en inferioridad de condiciones.
—¡Echo! —Mi compañera me miró desde el suelo esperando una orden; no estaba programada para rendirse, pero tampoco para actuar por sí sola.
—Sí. —Respiré profundo, apreté los puños y traté de ubicarme. Decidí reponer los puntos de vida perdidos—. ¡Drénale!
Alraumon asintió, se levantó y se dispuso a realizar su movimiento, pero una ráfaga de chiles picantes salieron disparados por la boca de RedVegiemon como si ésta fuera una ametralladora y la golpearon nuevamente hasta casi la derrota. En ese instante las palabras de Nélisse me azotaron como una bofetada —El Digimon World no ha sido diseñado para débiles, ni para pasar el rato— y el miedo se apoderó de mí. Paralizado, lo último que vi antes de desmayarme fue a la desvalida flor gritando al ser golpeada por las mazas del enemigo una última vez.
Mi primera derrota.
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Digimon World (Project)
FanficDIGIMON WORLD (PROJECT) || Echo, de treinta años, es seleccionado para participar en una simulación científica titulada "Digimon World". Bajo una dinámica VRMMORPG (Videojuego de rol Multijugador Masivo en línea de Realidad Virtual), el joven narra...