Mentiras Piadosas [Sano Manjiro y Tú]

Acto XII

Liam bb también merece ser protagonista de los capítulos. Le tengo harto cariño a este personaje, puede que en algún momento les platique la historia de como el pequeñín surgió <3

•Ayuda, me perdí en mí mismo otra vez•

Liam Zakharov

Nunca creí que los primeros días sin Lia serían tan difíciles, pero trato de centrar toda mi atención en mi trabajo.

Soy médico sin especialidad en alguna rama de la medicina, puede que por estos meses me decida por alguna. Y siendo honesto, lo más probable es que sea pediatría. Los niños siempre se ha acercado a mi incluso estando en el hospital.

En algunas ocasiones han existido niños que no sueltan mi pierna cuando se pierden en el supermercado o cuando toca aplicarles sus vacunas prefieren abrazarme a mi que a sus propios padres. Tampoco es que me cause desagrado.

Pero la situación que se quedará más marcada en mi será el día en el que conocí a los pequeños mellizos.

Mel Stepanov.

Mi hermana contaba con seis años y yo justamente cumplía diez, para poder celebrar algo decente en el orfanato los directivos nos llevaron a un parque cercano. No era un gesto grande, pero valore mucho la intención de hacerme pasar un rato tranquilo.

Además de Lia y yo, otros niños del asilo festejaron mi nacimiento junto con nosotros. La tarde fue muy calurosa para los meses de Abril.

—Deberías estar jugando en lugar de peinar mi cabello —Lia me habló mantenido su atención en una rama que tenía en mano, yo me encontraba detrás de ella, haciendo dos coletas en intento de trenzas. Tenía mucho calor y ella aún más contando el largo de su cabello.

—Acabaré en un segundo —contesté, luego amarré con unas pequeñas ligas el final de ambas trenzas—. Vamos, pero ten cuidado. No quiero que te vuelvas a caer.

Lia corrió a los juegos de metal situados en el centro del parque. Una vez me disponía a seguirla, pude sentir como una pequeña mano tomaba la mía y me jalaba con un poco de fuerza.

—También quiero que me hagas trenzas.

Por la voz me dí cuenta de dos cosas, la primera era que no sabía de quién se trataba  y la segunda que era el tono de una niña. Cuando la miré noté que sus facciones eran refinadas.

—¿Dónde estás tus padres? —irónicamente pregunté, buscando en mi panorama algún otro adulto que no fueran quienes ya conocían.

—Quiero que me trences el cabello —me volvió a pedir, está vez con más insistencia.

—¡Mel! —al mirar al hombre que gritaba concluí que se trataba de su abuelo. Su cabello ya era algo canoso y ambos compartían esa mirada ámbar tan afilada, muy similar a la de un felino.

—Deberías ir con él. Tal vez nos volvamos a ver, y si es así prometo hacerte todos los peinados que quieras, ¿Si?

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Fue lo último que logré decirle antes de que su abuelo tomara su mano y empezará a regañarla mientras ambos se alejaban.

Creí que sería la única ocasión en qué la vería, pero un par de días después reapareció junto con otro niño.

Mason Stepanov.