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Solté otra risa nerviosa y negué varias veces.

— ¡Anda Yoongi, ya no juegues! — solté aquello con tono de súplica.

Impulsé mi cabeza hacia atrás pero el rubio me dedicó una mirada molesta y arrugó su nariz.

Sus dedos tocaron mi lengua y en el instante en el que los sentí, pude percibir el asqueroso sabor del jabón en mis papilas gustativas. Los metió por completo, hasta el punto en el que los sentí en la garganta y con una sonrisa burlona -de las cuales ya me había dedicado unas quince-, comenzó a meter y sacar con rapidez ambos dedos de mi cavidad bucal, jugueteando y pasándolos por mis dientes.

— ¡Doongi! — traté de llamarle pero bueno, el idiota estaba concentrado en atragantarme— ¡Doongi no deas brut... cadajo! — le empujé y comencé a toser.

Me quedé de rodillas unos segundos en los que observé con los ojos rojos y llorosos, al idiota de Yoongi. El jabón sabía asqueroso a otro nivel, sólo pensaba en los dedos sucios del chico entrando en mi boca con fuerza. No podía evitarlo, me mareé un poco y... Vomité. En los pies descalzos de Yoongi.

— ¡QUÉ PUTO ASCO! — saltó en un pie y sacudió el otro, lanzándome varias gotas de mi propio vómito al rostro. Lo vi golpearse con la esquina de la mesa y soltar más maldiciones. Lo siento, debo admitir que me reí bastante.

— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! — grité entre carcajadas. Él volvió a acercarse a mí, con aquella lentitud amenazadora que sólo podía significarse algo malo.

Hagamos una pausa aquí. ¡Conozco a Yoongi desde hace una hora y ha estado apunto de asesinarme varias veces! No sé qué me espera más adelante, no, no lo sé...

Había creído que tendría un compañero de apartamento bastante agradable. ¡¿Por qué no me avisaron que estaría con esta bestia? Inserten gritos frustrados aquí.

— ¡Te atreves a reírte, mocoso de mierda!

— Es gracioso — aclaré— . Y ya te pedí disculpas...

Me sonrió y negó con la cabeza— Necesito más que eso.

Lo observé unos segundos, tratando de descubrir a qué se refería. Volvió a sonreírme y palmeó mis cabellos. Creí que había dejado de ser bruto, pero luego me vi en sus brazos, siendo jalado fuera de la cocina.

Entramos al baño, ¡maravilloso, maravilloso! Odio mi vida.

— ¡¿Ahora qué?! — forcejeé en sus brazos. No conseguía soltarme. En un limpio movimiento me encontré debajo de un frío chorro de agua— ¡Hijo de pu...

— ¡Oh, pobre bebito, se mojó! — se burló de mí. ¡GENIAL! Me limité a hacer un puchero molesto y cruzarme de brazos mientras mi malvada mente procesaba un plan de venganza— Anda Jimin, ¡no me hagas un puchero!

¿Quién se creía este tipo para hablarme como si fuera un niño?

— ¡Maravilloso, Min! Por fin tomas una ducha — reí y di un toque sobre su nariz fría.

— ¿Oh, en serio? — cuestionó en voz baja— Vas a morir, Park Jimin.

Me moví de lado a lado y traté de salir de la ducha con el cuerpo empapado, me sentía mucho más pesado. Cuando puse un pie fuera, Yoongi me jaló.

— Compórtate — ordenó. Bueno, bueeno. Voy a matar a este imbécil porque repito, ¡¿QUIÉN SE CREE?!

— Cállate.

dirty laundry | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora