𝗣𝗨𝗘𝗥𝗧𝗔 𝗕𝟭𝟴

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗬𝗼𝗿𝗸 (𝗝𝗙𝗞)

𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗬𝗼𝗿𝗸 (𝗝𝗙𝗞)

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—Me hace daño... —Sonreí con inquietud cuando Félix Agreste, el hijo del dueño de la aerolínea, se inclinó y me dijo algo subido de tono al oído mientras me aferraba con demasiada fuerza. Esperaba que Chloé viera pronto mi mensaje: «Por favor, sálvame de este idiota ya».

Había pensado que si me limitaba a reírme de algunas de sus bromas, se alejaría, pero mi reacción solo lo había animado más. Para empeorarlo todo, estaba borracho. Sin embargo, cada vez que se detenía un fotógrafo junto a él y le pedía una foto, se las arreglaba de alguna manera para parecer sobrio durante los tres segundos que se tardaba en disparar. Después volvía a acosarme.

—Marinette, dime que has quedado conmigo antes —exigió finalmente, soltándome y leyendo mi nombre en la etiqueta identificativa.

—No —repuse—. No habíamos quedado nunca.

—¿Estás segura? Nunca olvido una cara, y... —bajó la vista hacia mis pechos con una sonrisa— me resultas muy familiar.

—Los entrevisté a usted, a su padre y a su esposa hace mucho tiempo, cuando yo era periodista.

—¡Oh! —Se encogió de hombros—. Quizá sea por eso.

—Seguro que sí. Y hablando de eso, ¿qué tal está su esposa? — Disimuladamente, puse la muñeca fuera de su alcance—. Se llama Sharon, ¿verdad?

—Sí. —Se rio—. Me ha dejado, pero... shhhhh... No lo publiques. Todavía no se sabe.

—Mi compañera de piso está esperándome allí. —Di un paso atrás—. Tengo que...

—Espera... —Volvió a agarrarme por la muñeca, hundiéndome los dedos en la piel con mucha más fuerza—. Cuando has dicho que eras periodista, ¿estabas tomándome el pelo?

Negué con la cabeza. Recordaba aquel encuentro demasiado bien. La entrevista había durado un día entero, y su padre y él, como era de esperar, me ofrecieron unas respuestas ensayadas sobre Elite. Después de que hubieran pospuesto la entrevista tres veces, respondieron con frases hechas que podría haber encontrado en la Wikipedia, lo que había convertido aquel artículo, en principio sencillo, en una auténtica pesadilla.

—¿Nos preguntaste cómo surgió realmente esta aerolínea tan sorprendente? — Cogió una copa de champán de la bandeja de un camarero que pasaba y la vació de golpe—. ¿Por casualidad nos preguntaste cómo empezó todo?

—Con el debido respeto, todo el mundo conoce esa respuesta. —Aparecía ya en los libros de historia como el último cuento de la Cenicienta.

—No. —Lo vi sacudir la cabeza—. Todo el mundo piensa que lo sabe —dijo arrastrando las palabras—, pero si vienes conmigo a casa, te daré la exclusiva. Sin embargo, tendrás que tragar; estoy sano, así que nada de condones. — Cuando me miró a los ojos, me resultaron familiares, como si me recordaran a otra persona—. Cada año odio más confirmar todas las mentiras, todas estas fiestas... Es muy cansado. Me siento viejo y cansado...

𝗧𝗨𝗥𝗕𝗨𝗟𝗘𝗡𝗖𝗘𝗦 | 𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 | +𝟭𝟴 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗘́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora