𝗣𝗨𝗘𝗥𝗧𝗔 𝗖𝟰𝟴

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗬𝗼𝗿𝗸 (𝗝𝗙𝗞)

Salí del ascensor al llegar al ático, deseando dormir un poco después de un vuelo particularmente largo, pero mi móvil sonó antes de que pudiera abrir la puerta

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Salí del ascensor al llegar al ático, deseando dormir un poco después de un vuelo particularmente largo, pero mi móvil sonó antes de que pudiera abrir la puerta. Se trataba de un número desconocido.

—¿Quién es? —respondí.

—¿Estoy hablando con el señor Graham? —Era una voz masculina.

—Depende de quién esté llamándome.

—Soy el doctor Armin, de Asistencia Vital. ¿Lo he pillado en un mal momento?

—No. —Tragué saliva, temiendo lo peor.

—Estupendo. Lo he llamado porque...

—¿Está llamando a mi Adrien? —Oí la voz de mi madre al fondo—. Le he dicho que no pienso salir de la habitación a menos que él esté conmigo. No me fío de usted ni de su personal, y juro por Dios que si está hablando con otra persona que no sea Adrien en este momento, me aseguraré de que lo demanda por negligencia.

—Señor Graham —suspiró el médico—. ¿Está en algún lugar lo suficientemente cerca para venir a Newark en este momento?

Colgué y entré en el ascensor para ir a la planta baja. Me subí al coche antes de que el botones pudiera aparcarlo en la plaza correspondiente.

Aceleré hasta Nueva Jersey, hacia el centro urbano, sin parar ni una sola vez. Estuve a punto de estrellarme un par de veces en el camino.

Cuando llegué, ni siquiera me detuve a firmar el registro de visitantes. Pasé ante la recepcionista, retándola con la mirada a que se atreviera a detenerme. Mientras me acercaba a la habitación de mi madre, recé para que fuera ella unos minutos más, que no la hubiera perdido otra vez.

Abrí la puerta de la habitación y allí estaba, sentada, mirándome.

Ladeó la cabeza y frunció el ceño.

—Adrien, tienes un aspecto terrible —dijo—. ¿Qué demonios te ha pasado?

Suspirando, me acerqué y la abracé.

—¿Adrien? —Me apretó los brazos—. ¿Estás bien? Por lo general no me abrazas durante tanto tiempo.

Aun así, continué abrazándola durante unos cuantos segundos más antes de soltarla.

—¿Cuánto tiempo llevas lúcida?

—Desde las seis de la mañana. ¿Por qué?

—Por nada. ¿Sabes en qué año estamos?

—2014 —se encogió de hombros—, quizá 2015.

—Casi —convine—. ¿Cuántos años crees que tengo ahora?

—Dependiendo del año tienes treinta y ocho o treinta y nueve.

—¿A qué me dedico?

—Por la forma en la que llevas la conversación, eres guionista en Jeopardy.

𝗧𝗨𝗥𝗕𝗨𝗟𝗘𝗡𝗖𝗘𝗦 | 𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 | +𝟭𝟴 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗘́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora