𝗣𝗨𝗘𝗥𝗧𝗔 𝗘𝟭

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𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗬𝗼𝗿𝗸 (𝗝𝗙𝗞)

Bebí un sorbo de agua mientras mi doctora favorita hacía tamborilear los dedos en la mesa de reuniones

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Bebí un sorbo de agua mientras mi doctora favorita hacía tamborilear los dedos en la mesa de reuniones. Llevaba más de una hora sentado en la sala de reuniones de Elite Airways, esperando que terminara la última escena de esta larga e innecesaria investigación.

Habían sido precisos tres meses para que la Junta Nacional de Seguridad del Transporte determinara que el vuelo 491 había sufrido un fallo de mantenimiento, dos meses más para que la Asociación de Pilotos determinara que estaba mentalmente apto para volar de nuevo y uno más para que Elite decidiera que quería hacerme más preguntas.

—¿Capitán Graham? —La doctora Cox se aclaró la garganta—. ¿Cuántas veces tengo que repetir la pregunta anterior?

—Hasta que empiece a tener sentido.

—De acuerdo. —Se puso a hablar lentamente—. ¿Le dijo o no le dijo al copiloto que llamara a la torre de control y que pidiera permiso para subir más cuando usted volviera a la cabina?

—Lo hice.

—Bien. ¿Recuerda lo que pasó después? ¿Qué se encontró en realidad?

La miré, sin saber a dónde quería llegar. Ya había respondido a esta pregunta
muchas veces en otras tantas entrevistas.

—No, no es una pregunta trampa, capitán Graham. Solo quiero que me cuente
exactamente lo que recuerda. Podría ser cualquier cosa, dado el aspecto que presentaba el cielo y los sonidos que se escuchaban en la cabina. ¿Qué recuerda?

«Todo».

—Nada especial.

Movió sus papeles antes de continuar realizándome preguntas que me resultaban familiares. Mientras hablaba, los minutos anteriores al choque se hicieron más nítidos en mi mente e intenté bloquearlos, pero fue inútil.

El sonido de los gritos de los pasajeros —por no hablar de los de Luka— era algo que todavía revivía en mi mente. Eso, y el sentimiento de culpa de que no había sido capaz de prevenir el fatal desenlace.

—Vale, una última pregunta. —Su voz me arrancó de mis pensamientos—. La grabación de la cabina confirmó que tanto usted como el copiloto cumplieron con el protocolo de emergencia, pero queríamos aclarar una cosa más por razones personales. ¿Dijo o no las siguientes palabras antes de que el vuelo 491 comenzara a caer en picado a las aguas? Cito: «Dios..., te amo, Marinette».

—¿Qué tiene que ver eso con la investigación?

—Mucho —dijo con voz firme—. Necesito que responda a la pregunta, capitán Graham.

—Y yo necesito una pregunta que valga la pena responder.

Cogió un mando a distancia y la pantalla de la pared se iluminó con una ráfaga de estático gris y blanco. Luego, comenzaron a sonar las grabaciones inéditas que se habían realizado en la cabina.

𝗧𝗨𝗥𝗕𝗨𝗟𝗘𝗡𝗖𝗘𝗦 | 𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 | +𝟭𝟴 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗘́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora