Poséeme.
Bésame con fuerza.
Tómame una y otra vez.
Pero así somos nosotros.
Así es nuestro amor imperfecto.
Lleno de turbulencias.
____________________________________________
✕ Pairing: Marinette Dupain-Cheng y Adrien Agreste
✕ Contenido y leng...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me quedé mirando a Adrien mientras arrojaba un condón a la basura, esperando a que hiciera contacto visual conmigo, pero parecía demasiado preocupado por algo.
—Adrien, ¿te pasa algo? —pregunté.
—No. —Se colocó los gemelos—. Como todas las demás veces que me lo has preguntado durante las últimas dos semanas.
—Bueno, ¿y por qué no respondes a mis llamadas telefónicas?
—No tengo nada que decirte. —Se puso la chaqueta y se acercó al espejo. Sus ojos se encontraron con los míos en el cristal y arqueó una ceja—. ¿Por qué?
—Pensaba que estábamos llegando a alguna parte... —Me encogí de hombros —. Por eso he preguntado. Lamento que volvamos a...
—¿Que volvamos a ser solo compañeros de polvos?
Asentí moviendo la cabeza.
—Pensaba que éramos más íntimos, y tú... tú retrocedes. Y eso que me has prometido que no me harías daño.
—¿Cómo demonios voy a hacerte daño? —Se dio la vuelta—. No estoy haciendo nada distinto.
—Me estás dejando fuera. Solo me hablas de polvos y de follar, y te pones nervioso si te pregunto qué te pasa. —No quería gritar, pero mi voz resonó con fuerza en las paredes—. No puedes negar que hay diferencia entre ahora y hace unas semanas. Eras casi un príncipe azul, dejando que salieran a la superficie todo lo que tenemos en común, pero ahora estás comportándote como un gilipollas insoportable. Eres más frío, más malo... Ahora no me gustas.
—No tengo que gustarte —dijo—, solo tiene que gustarte follar conmigo. —Se acercó más, hasta apoyar su frente en la mía—. Y por la manera en que te corres cuando estamos juntos, es evidente que sí.
—Mira cómo me hablas.
—¿Y lo dice la persona que acaba de llamarme gilipollas insoportable?
—Estoy segura de que tus sentimientos no se han visto afectados.
—Supongo que, para que así fuera, tendría que tener sentimientos. —Me miró —. No hago nada diferente. Seguimos follando como se supone que debemos follar, sigues corriéndote cada vez, y no creo que debas esperar nada más. Sí, nos gustan los crucigramas, viajar y el diseño de aviones, pero las cosas van a seguir así. Si quieres algo más, dímelo y me largo para siempre. O, ya que siempre quieres tener la última palabra, puedes largarte primero. ¿Quieres algo más?
—No. —Mentí, manteniendo una expresión estoica mientras bajaba la vista al reloj que me había regalado—. No, no quiero nada más de ti.
—Bien. —Cogió su equipaje y se alejó. Luego me miró por encima del hombro—. Nos vemos en Chicago el jueves que viene.