𝗣𝗨𝗘𝗥𝗧𝗔 𝗕𝟯𝟮

927 78 23
                                    

𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗬𝗼𝗿𝗸 (𝗝𝗙𝗞) —> 𝗟𝗼𝗻𝗱𝗿𝗲𝘀 (𝗛𝗧𝗪)

Unas horas después, me sonrojé mientras Adrien me hacía apresurarme a su lado después de traspasar los escáneres de seguridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Unas horas después, me sonrojé mientras Adrien me hacía apresurarme a su lado después de traspasar los escáneres de seguridad. Ambos íbamos vestidos con ropa sport, y resultaba diferente atravesar el aeropuerto sin las exigencias del trabajo.

—¿Vas a pilotar tú solo el avión?

—No. —Me miró—. Llevaremos un piloto que me relevará a mitad del vuelo y una asistente.

—¿Para qué los necesitamos?

—Para que tú y yo podamos disfrutar de que nos sirvan un almuerzo y follar por encima de las nubes.

—¿Qué? —Sentí que se me volvían a enrojecer las mejillas.

—Ya me has oído. —Sonrió mientras me conducía a la puerta 24A, donde estaba previsto que desembarcara el vuelo de Boston en el que venía mi familia. Me mantuvo cerca mientras esperábamos en los asientos, besándome sin cortarse cada pocos minutos.

Pasaban veinte minutos de la hora prevista cuando los pasajeros atravesaron la puerta y, como sospechaba, los miembros de mi familia —que viajaban en primera clase— fueron los que antes salieron del avión.

—Ahora vuelvo —le dije a Adrien, levantándome para dirigirme hacia mi madre.

—Hola, Marinette —me saludó ella, antes de abrazarme—. Estás preciosa esta mañana.

—¿En serio? —intervino Amy de inmediato—. ¿Vives en la ciudad de la moda y te has puesto unos vaqueros rotos y una camiseta? Ya veo...

—Estaba siendo agradable, Amy —se apresuró a añadir mi madre—. Estoy segura de que cuando sea la proposición, Marinette no se vestirá así. Llevará ropa tan adecuada como los demás. ¿Verdad, Marinette?

Claude movió la cabeza y me lanzó su acostumbrada mirada de disculpa. Mi padre me abrazó antes de decir que necesitaba descansar un poco, y cuando empecé a sacar la tarjeta de acceso al ático del Madison del bolsillo, Bridgette comenzó a interrogarme como de costumbre.

—¿Nath y tú os habéis arreglado? —Me lanzó una mirada de simpatía fingida —. ¿O él se ha dado cuenta de que es el pez gordo y tú quien lo necesita más?

—¡Ja! —se rio Amy—. Llegas tarde. Nath ha pasado a la historia, vi una foto de él en Facebook muy bien acompañado. Alguien que parece que sí sabe hacer algo con su vida. Es escritora, creo.

—¡Oh, maravilloso! —intervino mi madre—. Es increíble. Quizá puedas llamar a Nath y pedirle que te la presente, Marinette. Si es editora, quizá puedas conseguir que te publique tus próximos libros. Quizá te abra las puertas de una editorial importante.

Apreté los dientes, dispuesta a decirles que hasta aquí había llegado y que podía irse a la mierda, pero de repente Adrien me rodeó la cintura con el brazo.

𝗧𝗨𝗥𝗕𝗨𝗟𝗘𝗡𝗖𝗘𝗦 | 𝗔𝗗𝗥𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 | +𝟭𝟴 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗘́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora