Capítulo diez.

31 6 7
                                    

Limpié mi nariz bruscamente con mi mano para después buscar con qué sujetar mi cabello desordenado dentro de mi bolso.

Mi mirada se perdió profundamente en el agua cristalina del río que tenía frente a mí, puse una de mis manos en el pasto húmedo y por el rabillo de mi ojo izquierdo pude ver como William pasaba su pierna por encima de la otra, estaba recargado en un gran tronco de un viejo árbol con sus brazos cruzados sobre su pecho, su mirada igual estaba sobre el río y por el suave viento que había se movía un poco su cabello.

Era ya el día siguiente de cuando miré esa terrible escena, después de eso siento un enorme nudo en mi garganta en todo momento a cualquier hora. Pues mis esperanzas se esfumaron bruscamente, yo de verdad creía en volver a escuchar la hermosa risa de mi hermano o el jugar con él, pero todo eso se había ido. Mis padres claramente cayeron derrumbados al igual que mi hermano Tristan. Fue algo impactante y más cuando en su momento no quisieron investigar ahí dentro. Ahora querían irse sobre nosotros al yo haber entrado a un lugar prohibido pero al final no quedó en nada pues ellos perderían más. Ni ellos ni nosotros diríamos nada.

—William... tú... ¿Cómo sabías? -pregunté pasándome ese gigante nudo en mi garganta.

—Ya te lo dije, Sun. -pasó una mano por su desordenado cabello. —Ese imbécil de Henry, -apretó sus puños. —Son cosas difíciles de explicar pero ya los tenía en la mira. Siempre ha sido un tipo ambicioso y necio. -ahora me miro fijamente. —Sólo mira todos los accidentes que han ocurrido en tan poco tiempo.

—Él, ¿huyó? -pregunté bastante curiosa.

—Así es, como el cobarde que es. -hizo una mueca y se quitó del tronco ahora caminando a la orilla del río.

Hay algo que no me queda claro o algo que no queda en la historia pero por ahora estoy solo un poco tranquila al haber encontrado a mi hermano. Sólo quedaría buscar al culpable de todo esto, sé que de una u otra manera saldrá y ahí será cuando pueda seguir tranquila con mi vida.

No te merecías eso, Chris.

—¿Y cómo puedo saber que tú no estas involucrado? -mi voz tembló un poco.

—Porque ni siquiera hubiera abierto mi boca. O darte el paso a mi casa. Quizá que tengas contacto con Michael. -giró por un momento y cuando me dio la espalda por completo podría jurar que estaba sonriendo.

Podré ser imbécil pero no idiota, no sé tal vez el tiempo me dará respuestas.

—Ni siquiera aquí, a tu lado. -volteó todo su cuerpo hacia mí poniendo sus manos detrás de su espalda.

Suspire agotada dejándome llevar por mis pensamientos. Lo único que podía pensar en estos momentos es en como se habrá sentido Chris en esos momentos y en que necesitaba ver urgentemente a Michael, por lo que sabía solo le quedaba una semana aquí en Hurricane y tal parecía que todo se nos estaba complicando. Sólo espero que en estos momentos Mike este haciendo algo sobre nuestros planes; puesto que la última vez que entramos a ese lugar subterráneo ya no le he mirado, en verdad espero que él obtenga rápido respuestas sobre la locura que me contó. Y siendo sincera en estos momentos tenía unas ganas inmensas de preguntarle a William sobre todas sus creaciones y su hija Elizabeth, pero le prometí a Michael que no abriría mi boca ante tal secreto. Quizás pueda hacerlo indirectamente.

—William... -dije en un hilo de voz. Este inmediatamente puso sus ojos sobre mí. —¿Puedo preguntar sobre tu vida? Bueno... es que casi no nos conocemos y en verdad quiero confiar en ti. -golpeé imaginariamente mi cabeza, eso sonó bastante torpe.

—Confianza... -rió por lo bajo. —Eso se me da fácil transmitir. -asintió lentamente con su cabeza. Si, bueno, a mi no.

—No es que no confíe. -mentí. —Pero quiero saber de ti, no sé. -quité importancia encogiendo mis hombros.

Malédiction Violette. // William Afton. [hombre morado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora