Capítulo cinco.

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Ambición. Deseo intenso y vehemente de conseguir una cosa difícil de lograr, especialmente riqueza, poder o fama.

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Van dos días desde que salí huyendo de la casa de Michael, debo decir que este no ha dejado de venir, cada que puede lo escucho gritando mi nombre debajo de mi ventana. Por suerte y por mala también se podría decir es que el día de ayer llegó papá a casa y rápidamente tomaron la decisión de irse a vivir con mi abuela, mamá de mi mamá, es afueras de la ciudad por lo que si queda retirado. Mi hermano decidió quedarse aquí conmigo, que aunque yo soy la mayor pareciera que él lo es.

Terminé de cepillar mi cabello y me senté en la cama, puse la bandeja de comida en mis piernas y comencé a comer, hace igual dos días que mi estómago no soporta la comida, creo que aún sido shoqueada. Me quise hacer la idea de que Michael simplemente no tenía idea de lo que era o es su padre pero me cuesta. Quisiera tener más respuestas pero mi cuerpo es débil, muy frágil.

Escuché unos pasos en el jardín delantero, otra vez tú Michael. Rodé los ojos y simplemente le ignoré, terminé de comer mis albóndigas y bebí de mi jugo de manzana.
Me acerqué de una manera en la que no me viera Michael de afuera pero yo a él sí por dentro. Tal vez debería dejar que hable, quizá él no es como su padre, no sé.

Rendida quité el seguro de la ventana y abrí. Asomé mi cabeza e inmediatamente hicimos contacto visual. Él saludó agitando su mano.

—¡Sun! -gritó emocionado. —¿Dónde estabas?

Lo miré en silencio desde arriba, no sonrei ni hice ningún tipo de gesto.

—¿Por qué no me hablas? ¿Hice algo mal? -continuó con sus preguntas.

Suspire sin saber que respuesta buena darle. Hubo un largo silencio que fue demasiado incómodo. Simplemente me haré la que no ha pasado nada, la que no ha podido dormir bien, que todo está bien. Mordí mi labio inferior y cerré la ventana, tomé las llaves de mi desordenado tocador y salí, bueno, las personas se merecen segundas oportunidades, ¿no? Reí en mi cabeza abriendo la puerta, puede ver a un preocupado Michael.

Tengo un plan.

—¿Podemos hablar? -dio un paso al frente y miró sobre mi hombro.

Yo de la misma manera lo hice pero ahí detrás mío no había nada, supongo que quiere entrar pero no estoy tan de buen humor como para hacerlo.

—Sí, claro. -intenté sonreír, espero que no se note lo fingido, no soy tan experta haciendo esto.

Él un tanto incómodo rascó su cabeza devolviéndome una cálida sonrisa. Miré cada uno de sus movimientos y creo que lo notó rápidamente ya que cambió totalmente su semblante ahora él queriendo ponerme en una situación incómoda.

—Sabes, no sé qué fue lo que pasó o por qué el motivo de... -fue inesperadamente interrumpido.

—¡Hola, Sun! -pasó por un lado mío mi hermano, en su brazo lleva colgada una chaqueta de cuero café. Le miré alzando mis cejas en manera de saludo, crucé mis brazos sobre mi pecho recargando mi peso en el marco de la puerta. —¿Por qué no pasan a la sa...

—Tristan, sólo vete. -corté un tanto irritada. Se disculpó apenado y salió de nuestra vista. Michael se quedó analizando un poco la escena y regresó sus grandes ojos oscuros a mí.

Malédiction Violette. // William Afton. [hombre morado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora