Problem | ✓

Epílogo.

―¡Hola, hola! ―abrí la puerta y corrí a abrazar a mis padres.

―Los extrañé demasiado. ―enredé mis piernas en la cintura de mi padre.

―Solo fue un mes, cariño. ―susurró mi padre divertido.

―Que es como un siglo para mí. ―me bajé de los brazos de mi padre y los hice pasar a la enorme sala.

―¿Dónde está Juliana, amor? ―preguntó mi madre agradeciéndole a una de las empleadas por el café que le había traído.

―De compras con las chicas, se antojó de un vestido y las arrastró a todas por él. ¿Cómo estuvo Japón?

―Increíble, nuestro plan de expandirnos por Asia está saliendo de maravilla. ―contestó mi padre emocionado.

―Patrick, recuerda que no vinimos a hablar de negocios. ―le regañó mi madre y yo dejé mi café en la mesa.

―Oh, oh. Si no vinieron a hablar de negocios eso significa... ¡Juro que Aiden no volvió a convencerme de contar cartas en Las Vegas! ―levanté mis manos como si me estuvieran arrestando.

―Tampoco vinimos a hablar de eso.

―Aunque no te salvas de una buena charla, jovencita.

Resoplé por las palabras de mamá y decidí volver al tema anterior.

―¿Entonces de que quieren hablar?

―De Juliana.

―¿De Juliana? ¿Qué sucede con ella?

―Tal vez que... Ya llevan tres años juntas y dos viviendo bajo el mismo techo y aún no le propones matrimonio. ―mamá se cruzó de brazos y creo que mi rostro en estos momentos era digno de un momo.

―¿M-matri... Matrimonio? ―balbuceé algo perdida.

―Si. Matrimonio.

―No podemos esperas no sé... ¿30 años más?

―¡No seas ridícula! ―mi madre me dio un golpe en el brazo. ―Ya va siendo hora de que lleven su relación a otro nivel.

―Que agresiva eres mamá. ―me froté el brazo y después adopté una postura seria. ―Obviamente quiero proponerle matrimonio a Juliana, pero aún no he encontrado el anillo ideal para ella.

―Ya no debes buscar más, cariño. ―mi padre sacó una cajita verde y me la entregó.

En cuanto la abrí, me encontré con un anillo de oro y una piedra esmeralda en forma de corazón en el centro.

―Es el anillo que le diste a mamá. ―murmuré admirando el anillo.

―Es muy especial, hija. Sé que es un anillo digno para proponerle matrimonio a Juliana. ―mi madre acarició el brazo en el que antes me había golpeado y yo sonreí.

―Gracias. ―les di un abrazo.

―Ahora debemos planear como le pedirás su mano, los Carvajal hacemos todo a lo grande.

Reí por las palabras de mi padre y choqué manos con él.

...

―¿No está precioso, amor? ―preguntó mi novia admirando su nuevo vestido.

―Es divino.

―¿Quieres dejar de verme el trasero? ―colocó sus manos en su cintura y eso solo provocó que siguiera admirando su cuerpo semidesnudo.

―Es tu culpa por andar en ropa interior delante de mi. ―coloqué mis manos detrás de mi cabeza y seguí admirando la anatomía de mi chica.

―Usted... ―Juliana empezó a caminar hasta mi y se sentó en mi regazo. ―Es una chica muy mala señorita Carvajal.