Capítulo 12.

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―¡A la mierda todo! ¡A la mierda mis padres! ¡A la mierda el dinero! ―grité arrojando mi mochila a algún lugar de mi habitación.

Estuve todo el día con las inmensas ganas de gritar aquello y ahora me sentía totalmente libre.

―¿Valentina? ―Lorenzo entró a mi habitación totalmente preocupado.

―Hola pequeño. ¿Ocurre algo? ―pregunté sacándome la camisa del espantoso uniforme.

―Eso debo preguntarte yo. ¿Estás bien? ¿Por qué gritas? ―se sentó en el borde de mi cama y me miró con preocupación.

Solté un suspiro y me senté junto a él abrazándolo por los hombros.

―Son problemas que ahora no comprenderías, Emi.

―¿Estás triste por tus padres ojitos de mar?.. Te escuché decirlo.

Sonreí acariciándole una mejilla.

―Podría decirse que estoy molesta con ellos, hoyuelitos. ―contesté acariciando su cabello.

―¿Por qué?

―Porque yo hice algo malo y ellos decidieron ponerme un castigo que no estoy cumpliendo.

―¿Sabes que hago cuando estoy triste? ―me miró emocionado y yo no pude evitar sonreír ante su alegría.

―¿Qué haces?

―Juego Call of Duty.

Una sonora carcajada escapó de mis labios y él rápidamente se unió a mí.

―¿Quieres que llame a unos amigos? ―levanté una ceja y él aplaudió emocionado.

En menos de diez minutos Isabella, Aiden y Oliver estaban ya en la mansión de los Valdés, porque cuando se trata de videojuegos parece que tuvieran un volador en los pies.

Lorenzo fue el encargado de colocar el juego y en menos de nada ya estábamos asesinándonos en un bote. A mitad de la tercera partida, Juliana llegó y se sorprendió al vernos a todos gritar ¡MUERE! como unos lunáticos, pero más sorprendidos quedamos nosotros cuando ella se quedó viéndonos jugar.

En la cuarta partida Guadalupe fue la que apareció esta vez.

―Lorenzo. Recuerda que tienes tarea que hacer. ―dijo con voz suave y todos pausamos el juego y giramos a verla a la vez.

―¡¡NOOOO!! ―protestamos como niños pequeños causando las risas de Guadalupe y Juliana.

―Lo siento chicos, los estudios van primero. Call of Duty puede esperar.

Todos refunfuñamos y despedimos a Lorenzo con honores hasta que se fue a su habitación a iniciar una nueva batalla llamada: tarea.

―No puedo creer que estén jugando eso. ―dijo Juliana con una sonrisa divertida.

Una hermosa sonrisa, por cierto.

―¿Te atreves a jugar Valdés? ―preguntó Aiden con burla extendiéndole un mando.

―Ni siquiera la invites, Aiden. Valdés seguramente solo sabe pintarse las uñas. ―le guiñé un ojo con diversión disfrutando de como fruncía el ceño.

―¿Es un reto, Achaga?

―Sabes perfectamente que es un reto, Valdés.

Juliana con una mirada desafiante tomó el mando y una nueva ronda empezó. Le propinó a Isabella dos disparos en la espalda, después le lanzó una granada a Aiden, acuchilló a Oliver y por último me disparó en el valle de las cejas coronándose vencedora.

Sin poder evitarlo dejé que mi boca se abriera junto con la de mis mejores amigos en asombro total mientras que la de Juliana tenía una sonrisa que demostraba el sabor de la victoria.

―¿Qué decías sobre que solo se pintarme las uñas?

Salve ¡oh! Reina de Call of Duty. ―recitamos todos haciendo una reverencia y yo no pude evitar sonreír al escuchar sus carcajadas.

...

Cuando ya era demasiado tarde, mis amigos se despidieron de ambas y se fueron directo a sus mansiones que no quedaban tan lejos y nos dejaron a Juliana y a mi jugando una nueva ronda.

―¿Cómo sigue tu pierna? ―preguntó sin despegar sus ojos de la pantalla.

―Mejorando poco a poco. ―contesté logrando herirla en el hombro.

―Por cierto, aún tengo tu chaqueta. A Mani le encantó.

―Dile que se la regalo. ―cuando terminé de decir eso, Juliana pausó el juego y eso me obligó a mirarla.

―No voy a hacer eso, ya es mía. ―afirmó volviendo a reanudar el juego.

Me desconcentré tanto por sus palabras que cuando menos pensé una bala en el pecho ya me había aniquilado. Suspiré pesado dejando el mando a un lado y girando a verla.

―¿Cómo demonios lo haces? ―pregunté con asombro logrando sacar una sonrisa de sus labios.

Dios Santo que maravillosa sonrisa.

―Cuando mi padre estaba aburrido o en su día libre pasábamos la tarde jugando, de él aprendí todo lo que sé.

―¿Así que es culpa de tu padre que nos dieras una paliza? ―le di un codazo en broma recibiendo uno de ella también.

―No culpes a nadie de que seas un asco jugando.

―¡Ohhh! Esa me dolió, Valdés. Ahora en lugar de ser una pateaculos eres una rompecorazones. ―dramaticé llevando mis dos manos hasta mi pecho.

―Que dramática eres, Achaga.

―¡Tú rompiste mi corazón! ―casi grité y como ya era hora de ir a dormir Juliana tuvo que taparme la boca.

―No hagas tanto ruido tonta. ―me regaño y yo no pude evitar mirar nuestra situación.

Juliana con la rapidez en la que vino a taparme la boca, quedó casi encima de mi teniendo como soporte su única mano libre mientras que yo estaba inclinada hacia atrás.

―¿Te apetece cambiar de posición? ―dije intentando que ella me entendiera gracias a que su mano aún estaba sobre mi boca.

Como si fuera carbón caliente, Juliana se alejó de mi lo más que pudo totalmente sonrojada y eso bastó para que soltara una carcajada.

―Mira cómo se sonroja. ―la piqué con voz maternal tocando su mejilla con mi dedo índice.

―Ya para.

―¿Quién se ve adorable sonrojada?

―Valentina...

―Eres una linda fruta sonrojada.

―¡Ya para!.. ¡Y las frutas no se sonrojan! ―quitó mi mano de un manotazo y allí volví a sonreír.

Los ojos chocolate de Juliana se conectaron con los míos y sin que ninguna pudiera evitarlo, estallamos a carcajada limpia.

―Nos vemos mañana... Hay clases ¿recuerdas? ―comentó limpiando las lágrimas de su rostro.

―Lastimosamente, sí. ―contesté y Juliana rodó los ojos empezando a caminar hasta el salón.

―Fue un placer darte una paliza en Call of Duty, Valentina Achaga.

―Fue un placer que me dieras una paliza, Juliana Valdés.

Juliana se perdió de mi vista y a los minutos la seguí acostándome en mi cama con si no hubiera un mañana. Lastimosamente no concilie el sueño hasta que mi mente tuvo el último pensamiento del día:

Juliana Valdés faltaría al instituto por un grano en la frente, pero al menos es una gran compañera de disparos.

Problem | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora