Paradise de Coldplay era mi canción acompañante de camino a la pista privada de mis padres, para intentar relajarme un poco, saqué un cigarrillo y empecé a fumar con la ventana abierta.
―Ya te dije que no fumaras cuando estés con nosotros. ―me regañó mi madre y yo le di una calada al cigarrillo sin importarme su opinión.
―Y yo te dije que no me dijeras que hacer. ―contesté soltando el humo.
¿Por qué tanta grosería con mi madre? Sencillo: ayer en la noche inocentemente fui a su habitación a preguntarles si no sabían dónde estaban mis nuevos tenis, pero los escuché hablar.
―¿No crees que fuimos demasiado drásticos con ella? ―preguntó mi padre y mamá bufó.
―Para nada. Valentina llevaba buscándose esto desde hace mucho tiempo.
―Pero no debimos mandar a la policía por ella, cariño. ―intentó razonar mi padre.
―Debíamos tener una razón para enviarla a ese instituto. Pero dejemos de hablar de eso, mañana debemos levantarnos temprano para llevarla al jet.
Hasta ahí llegó su conversación y yo luché con todas mis fuerzas de voluntad para no entrar y decirles sus cuatro cosas muy bien dichas. Mas bien salí hasta el enorme jardín para acabarme un paquete de cigarrillos enteros en un fallido intento de calmarme.
―No nos hables así jovencita. ―volvió a decir con voz seria.
―Entonces no hagas que hable y tema solucionado.
Subí aún más el volumen de mis audífonos y seguí fumando, pero no pude evitar notar como mi madre estaba a punto del colapso nervioso y que mi padre colocaba su enorme mano en su muslo en un intento de calmarla.
En cuanto llegamos a la pista privada, pude ver a mis mejores amigos con sus padres seguramente esperándonos. La demora fue bajar mis maletas, porque en un dos por tres nos llevaron hasta el jet y en menos de cinco minutos ya estábamos iniciando el despegue.
―Vaya día ¿eh? ―dijo Aiden recostándose en su silla.
―Aún no empieza, Aiden. ―contestó Oliver mirando por la ventana.
―¡Venga! ¿por qué parece que se hubiera muerto alguien? ―se inclinó nuevamente y nos miró a cada uno.
―¿Por qué pareces feliz? ¡Literalmente dejamos de ser hijos de nuestros padres en cuanto colocamos un pie en este maldito jet! ―exclamó Isabella con una ira que no iba dirigida para nuestro mejor amigo.
―Exactamente porque dejamos de ser sus hijos en cuanto colocamos un pie en este maldito jet. ―Aiden sonrió con socarronería y continuó. ―¡Adiós al intento de aparentar ser los hijos perfectos! ―celebró volviendo a recostarse.
―Explícate. ―pedí frunciendo el ceño.
―Nuestros padres creen que enviándonos al otro lado del mundo lograrán que cambiemos nuestra "rebeldía", pero ellos al parecer no saben que somos adolescentes y que no sabemos porque hacemos las cosas, pero siempre hay una razón. Podremos empezar de nuevo en Boston, nadie sabrá quienes somos y lo mejor de todo es que nadie sabrá quienes son nuestros padres. Seremos unos simples chicos afortunados que ganaron una beca en un prestigioso instituto.
Miré la sonrisa emocionada de Aiden y supe que tenía razón. Nuestros padres dejaron que enfrentáramos nuestra ―desastrosa― etapa enviándonos al otro lado del mundo en lugar de ayudarnos a superarla.
―Aiden tiene razón. ―acepté ganándome la atención de todos. ―Podremos empezar nuevamente. ¡Al diablo, nuestros padres! ―choqué manos con Aiden.
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Problem | ✓
Roman d'amour˗ˏˋ 𝐉𝐔𝐋𝐈𝐀𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 ˎˊ- 𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦| ❝Cuando hay un problema. Las personas hacen hasta lo imposible para solucionarlo. Cuando tú eres un problema. Tus padres cambian tu apellido y te envían a un instituto privado junto con tus amigos para vi...