―¡Ojitos de mar! ―Lorenzo salta a mis brazos en cuanto llegó a la mansión.
Sin poder evitarlo sonrío, aquel niño me había hechizado por completo y saber que sus ojos color café brillaban solo por verme me alegraban enormemente.
―Hola hoyuelitos. ―besé su nariz disfrutando de cómo sus mejillas adquirían un ligero sonrojo.
―¿Cómo te fue en tú primer día? ¿Hiciste nuevos amigos? ―preguntó con interés ladeando la cabeza.
―Me fue técnicamente bien, y sí, hice dos nuevas amigas. ―lo bajé de mis brazos y él me tomó la mano.
―¿Quieres jugar a las carreras? Serás mi invitada de honor. ―propuso con algo de timidez.
―Sería un honor ser tu invitada de honor hoyuelitos. ―sonreí acariciando su mejilla.
Lorenzo dio unos pequeños saltitos y me llevó hasta su habitación agarrada de la mano. Me sorprendí al ver el interior, no era como me la imaginaba: tenía una cama normal del tamaño perfecto para él, un escritorio bien acomodado, un lugar especial para sus peluches, una pista de carreras y sus paredes estaban decoradas con árboles, de una de sus ramas salía un estante repleto de libros. Y no precisamente sobre magia.
―¿Tú lees? ―pregunté con asombro.
―Sipi. Juliana me los regaló y son muy interesantes. ―contestó acomodando la pista de carreras.
Un dato interesante sobre la todopoderosa: le gusta leer libros geniales.
―Mira te presento a mi mejor amigo Pou. ―me entregó un pequeño panda de peluche y no pide evitar sonreír ante su inocencia. ―Pou, ella es mi nueva amiga ojitos de mar.
―Es un placer conocerte, Pou. Eres afortunado por tener un dueño tan lindo e increíble. ―hablé con el peluche mirando como los ojitos de Lorenzo brillaban.
Fue la mejor carrera que he asistido... De hecho, es la primera que juego con un niño, pero la disfruté cómo nunca. Lorenzo hizo unos pastelitos de chocolate y me ofreció jugo y galletas reales.
Nunca fui de las niñas que hablaran con amigos imaginarios o jugaran con coches de carreras, era de las que se refugiaba en libros de mitología griega o de historia. No entiendo ¿por qué? me aburro tanto en esa clase.
En fin, era más bien del tipo de niña friki o niña rara ―sin mencionar lo que tengo entre las piernas― a la que sus padres a veces olvidaban por enfocarse aún más en hacer crecer su imperio.
Y después se quejan de que soy una rebelde. ¡Pff!
La hora de cenar se acercaba y después de dejar que una de las empleadas ayudara a Lorenzo con su ducha, me fui a mi habitación para quitarme aquel abominable uniforme. La todopoderosa había llegado hace un rato y se encerró en su habitación. Ni que me importara.
Decidí colocarme unos Nike originales blancos, un pantalón holgado negro y una camisa color blanco. Volvía a ser yo finalmente.
Bajé hasta el comedor, sola, y saludé a Macario y Guadalupe. Juliana ya estaba comiendo. Contesté sus típicas preguntas de: ¿Cómo te fue? ¿Qué tal todo? Acompañadas de unas cuantas miradas de lástima.
Ojalá nunca tengan que aguantar esas miradas, son insoportables.
―¿Te enteraste de lo que dijeron los mayoritarios sobre sus hijos? ―preguntó Macario a su esposa y yo sin poder evitarlo me atraganté con mi bebida.
―¿Estás bien Valentina? ―Guadalupe me miró con preocupación.
―Cof Cof Cof no te preocupes, todo en orden. ―logré hablar carraspeando para quitar un poco el malestar de mi garganta.
―¿Qué sucedió con su hijos, cariño? ―volvieron a retomar su conversación y tanto Juliana como yo estuvimos pendientes de la conversación.
―Fueron a África para llevar a cabo el proyecto de disminución de hambre en ese lugar. ―siguió Macario y yo fruncí el ceño.
―¿Qué? ―preguntamos Juliana y yo a la vez ganándonos la atención de la pareja. La última tenía un brillo en los ojos.
―Así lo anunciaron esta tarde en las noticias. Sus hijos harían un viaje de un año a las ciudades más afectadas por el hambre en África.
Corté con fuerza el pedazo de pollo en mi plato. ¿Con qué un viaje a África?
―¿Podrían explicarme eso de la pirámide alimenticia de los socios? ―pedí ganándome la atención de los tres. Lorenzo seguía comiendo.
―Solo hay tres tipos de socios. Los mayoritarios que son los dueños de todo. Seguimos los de la segunda categoría y por último los de la tercera. ―explicó Macario con una sonrisa.
―¿Y por qué son tan importantes sus hijos? ―cuestioné aunque ya sabía la respuesta.
―¿Hablas en serio? ―Juliana me miró como si tuviera tres ojos. ―Ellos son los herederos de absolutamente todo, viajan por todo el mundo aumentando los negocios y serán los próximos jefes de todos. ―contestó con admiración total.
―¿Y los conoces? ―la miré fijamente y ella negó con la cabeza.
―Nadie los ha visto realmente, sus padres prefieren mantenerlos protegidos y eso implica nada de prensa cuando ellos estén en un viaje o evento. ―contestó rápidamente.
―¿Y cómo te los imaginas? ―me atreví a preguntar tomando mi papel de chica de negocios.
―Por lo que pintan. Son elegantes, sofisticados y deben ser increíbles en los negocios... Amables.
Quise echarme a reír allí mismo, pero me contuve porque sería demasiado raro. Todo lo que dijo sobre nosotros era totalmente falso. Salvo por lo de amables, claro, yo al menos me consideraba así. Nosotros no éramos elegantes, íbamos a las fiestas de nuestros padres en pijama. No éramos sofisticados, aún me cuesta saber que cuchara se usa para cada platillo. Y sobre todas las cosas, no éramos los putos amos de los negocios, recuerdo una vez que sin querer contesté una llamada de mi padre y le hice perder un millón de euros.
En conclusión, a todo esto, éramos todo lo contrario a como muchos piensan que somos.
―¿Y si no son así?.. Me refiero a que ¿Y si no son cómo todo el mundo piensa?
―¿Cómo crees? De seguro son así. Serán los próximos dueños de la empresa multimillonaria más grande del mundo. De seguro no son unos simples chicos que andan en skateboard o usan ropa sencilla. Deben tener los autos más lujosos y la ropa más cara de todas. ―debatió Juliana aún con el brillo de admiración en sus ojos chocolate.
Guadalupe y Macario veían nuestra conversación como si estuvieran en un juego de tenis y en estos momentos sus ojos estaban sobre mi esperando mi ataque.
Lo único que hice fue soltar un suspiro pesado y levantarme de la silla.
―Tienes razón. Deberían ser así. Buenas noches. ―abandoné el comedor y fui directo a mi habitación.
Esto ya era el colmo de los colmos. Mis padres se estaban pasando de la raya y conseguían exactamente lo que querían. Arrepentimiento.
Estaban logrando que me arrepintiera de no ser la hija perfecta que ellos querían, que todo el mundo quería, mejor dicho. Recordé la descripción de Juliana y también por como quería echarme a reír por su idea errónea sobre nosotros. Recordé que todos piensan que hacemos obras de caridad durante meses para ayudar a gente que lo necesita, sin saber que estábamos pagando un castigo en una ciudad que no moriría de hambre nunca.
Recordé el brillo en los ojos de Juliana que decían a los cuatro vientos la admiración que sentía. Y solo por una vez en mi vida, solo una, me arrepentí de ser un problema.
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Problem | ✓
Romance˗ˏˋ 𝐉𝐔𝐋𝐈𝐀𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 ˎˊ- 𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦| ❝Cuando hay un problema. Las personas hacen hasta lo imposible para solucionarlo. Cuando tú eres un problema. Tus padres cambian tu apellido y te envían a un instituto privado junto con tus amigos para vi...