Capítulo 21.

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Cuatro meses después...

Solo un mes, solo un mes, solo un mes.

Solo un mes para que todo acabe, solo un mes para dejar de mentir.

―¿En qué tanto piensas, amor? ―preguntó Juliana sentada en mis piernas.

Justo cuando iba a contestar mi teléfono empezó a sonar, cuando lo saqué de mi bolsillo el nombre de mi madre estaba en el identificador de llamadas. Me alejé del comedor donde nos encontrábamos todos y contesté.

Hola mamá.

―Hola cielo. ¿Cómo va todo?

―Normal como siempre. ¿Qué sucede?

―¿Debe suceder algo para que quiera llamarte?

―¿En serio quieres que te conteste?

―Vale. Daremos una entrevista en la que anunciaremos la fiesta del inicio de verano, solo queda un mes y deben subir las notas de historia ¿está bien?

―Lo que tu digas mamá. Debo irme, tengo clases.

―Aprende mucho, te amo.

―Yo también.

Suspiré colgando la llamada, tenía una presión en el pecho, quería decir la verdad ahora. No soportaba mentirle a Juliana en ningún modo y hacerlo con mi verdadera vida estaba dejándome una sensación horrible.

Miré la mesa donde se encontraban mis amigos hablando, todos juntos formamos un grupo muy sólido, los todopoderosos estaban con los becados y no volvieron a discriminar a nadie por su estatus económico. Lastimosamente las únicas que no se soportaban eran Clairo y Mani, Clairo estaba llevando muy a cabo nuestras enseñanzas y Mani con cada nueva conquista se encargaba de joderle la existencia a mi amiga.

Fuera de ese detalle negativo, mis nuevos amigos no merecían que nosotros les ocultáramos algo tan importante sobre nuestras vidas: éramos los herederos. Y todos admiraban a los herederos.

―¿Necesita algo, señorita Achaga? ―preguntó girando a verme mientras yo sacaba la vieja confiable: hacerme la pendeja mirando mi celular.

―Amm... No ¿y usted señorita?

Ella se acercó a mí y me miró tan seria como siempre.

―Los mayoritarios me llamaron. Necesito resultados en la clase de historia.

―Nos encargaremos de eso. ¿Algo más?

Allyson pasó su mirada de mi a la mesa de mi grupo, más precisamente donde mi mejor amigo Oliver jugaba a encestarle comida a Aiden en la boca.

―Eso es todo, gracias.

¿Recuerdan cuándo les dije que Allyson Cervantes necesitaba diversión en su vida? Creo que mi mejor amigo se está encargando de eso.

Regresé hasta mi mesa y Isabella con la mirada supo lo que estaba pensando. Era mi mejor amiga, obvio.

―¿Qué te decía la directora, Achaga? ―preguntó Sergio con interés y todos me miraron también.

―¿Tu qué crees? ―le lancé una mirada intencional y todos rieron salvo mi novia quien me dio un golpe.

Reí abrazándola y colocando mis manos en su cintura en un intento de calmar sus pequeños celos.

―Solo me dijo que los mayoritarios pidieron que subiéramos nuestras notas en Historia.

Aiden, Isabella y Oliver protestaron haciéndonos reír a todos nosotros.

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