Para tener un mundo lleno de opresión, solo se bastaba de acortar la vista de la gente y enseñarles lo mínimo para que este siempre a tu poder.
Un mundo pintado de negro fue el mundo en el que Son Dongmyeong creció, pero este sería cambiado por un j...
No puede mentir, hay mucho trabajo acumulado. Comienza a sentirse cansado luego de usar todas sus fuerzas en mover las cajas más rápido para quedar al día con los pendientes de la semana pasada. Lo único que desea es que sea la hora de almuerzo.
El reloj suena, siente como las manecillas se mueven lentamente hasta que llega la hora de almuerzo.
Dongmyeong toma sus credenciales y sale de aquel cuarto para dirigirse a la cafetería.
La verdad es que nunca le había prestado mucha atención a aquel lugar a pesar de ir a comer ahí todos los días. Pero el día de hoy noto varias cosas. Los ventanales eran falsos, aquel paisaje bello que mostraban no era nada comparado a las oscuras calles llenas de autos y trenes que los rodeaban. La luz natural que llegaba al lugar provenía de un tragaluz. Y por último, Ju Harin trabajaba ahí.
En la fila para recoger su comida, sus miradas se toparon, y el de frondosas cejas le guiño el ojo mientras le servía su comida. ¿Acaso iba a suceder ahora?
Fue hasta una mesa y mientras miraba a todos lados, comenzo a comer su almuerzo. Su corazón latía cada vez más fuerte que sus oídos eran opacados por el ruido de la sangre recorriendo su cuerpo cada vez con más velocidad.
Una vez que había menos gente, lentamente se levanto a dejar su bandeja con el resto de elementos sucios, y lo escuchó.
El ruido de los vidrios cayendo al suelo mientras otro trabajador se quejaba de la quemadura que le había provocado aquella taza caliente llena de té.
El más alto salió corriendo mientras Dongmyeong lanzaba su bandeja al guardia que se acercaba a él y comenzaron a correr por las escaleras de emergencias que habían en la puerta trasera antes de que los alcanzaran.
Un piso, dos pisos, hasta que llegaron al quinto piso, donde estaba el nuevo puente que se había construido para los autos.
Con un extintor Harin rompió el seguro que les impedía salir y salieron del edificio mientras más guardias iban a buscarlos: eran rebeldes ahora.
El moreno buscaba ansiosamente el auto que iba a ir a recogerlos para cuando escucha aquellos pesados pasos acercarse.
Harin quita el seguro y llena con aquel químico a los guardias para ganar algo de tiempo, esperando por Kiwook.
ㅡ¡Ahí esta!
El mayor lanza el extintor contra los guardias mientras se suben apresuradamente a la camioneta que había robado Lee Kiwook de su trabajo.
Debían corren aún más.
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