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<Orion Pax>

En cuanto vi a aquella figura rosada mientras estaba con Alpha Trion, se me fue imposible no reconocerla.

Era Ariel, la femme más hermosa que había visto en mi toda mi vida. Salí a la calle para recibirla, veía como cruzaba la calle hacia mí, sus pasos parecían lentos, aunque viniera caminando a paso normal. Desprendía un aura de serenidad y belleza que nadie puede igualar, ahora estaba muy cerca de mí, me regaló un lindo beso en mi mejilla. Apenas se separó vi como sus labios se movían, pero yo no escuchaba nada, estaba totalmente perdido en sus hermosos ópticos azules.

De un momento a otro, ella frunció el ceño con confusión mientras me veía, entonces empecé a escuchar su melodiosa voz y sus dulces palabras.

—¡Orion! ¡Despierta, carajo! ¡Orion! — me llamaba dándome débiles y suaves cachetadas.

—A-ah-ahh si, aquí estoy— sonreí de forma boba mientras la veía.

—Estas raro y te noto perdido... ¿no estás consumiendo nada extraño? — alzó una ceja, dibujando una sonrisa en su rostro.

—¿Qué? Ja, ja, ja, no, para nada... ¿por quién me tomas?

—¿Y esa forma de recibirme? Parecías un...

—¿Mmh? No sé de qué hablas— empecé a caminar apresurado.

—¡Orion! — ella me persiguió y al alcanzarme me eché a correr —¡Espera! — me gritó entre risas mientras corría detrás de mí.

Cuando estaba con ella sentía que todos los problemas y preocupaciones en mi mente desaparecían. Estando ella a mi lado, el mundo que me rodeaba era perfecto.

Después de que ambos nos pusimos a correr, nos transformamos e hicimos rodar nuestras llantas por la autopista principal en dirección a los campos a las afueras de Iacon.

Apenas llegamos, los dos nos transformamos y dimos un paseo por aquellos campos metálicos. Entre jugarretas, ambos nos tumbamos en el suelo y ella se aferró a mi pecho, a la vez que yo tomaba su mano. Estuvimos así durante un largo rato, disfrutando de nuestro momento y de la vista que nos otorgaba el cielo y sus doradas nubes, gracias a los rayos de nuestra estrella.

Habiendo pasado un buen rato de silencio absoluto, me dispuse a contarle lo que había hablado con Alpha Trion.

—Ariel, ¿recuerdas lo que te conté el otro día?

—Supongo— ella abrió sus ópticos.

—Pues... se lo conté a Alpha Trion... y me entregó el visto bueno—

Ella, al oírme, se separó despacio de mí. Se hincó expulsando un suspiro, poniendo sus servos sobre sus rodillas.

—Orion, no creo que eso sea buena idea—

—¿Por qué lo dices? Antes me habías dicho que confiabas en mí para eso— me empujé con mis manos hacia atrás para sentarme.

—Pero no pensé que llegarías a contárselo... es de manual, Orion, si vas donde Alpha para decirle que quieres hacer algo, es porque estas más que decidido a hacerlo—

—Es que he estado leyendo e informándome y me doy cuenta que nadie pone en primera línea a los más... desafortunados—

—Eso es terrible, Orion, pero no tienes porqué asumir el peso de eso—

—Pero yo quiero llevar ese peso en mi espalda, Ariel, no es justo que ellos no puedan disfrutar de la música y el arte como nosotros, tampoco es justo que se maten trabajando... para recibir migajas—

Transformers Prime: MegatronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora