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<Shockwave>

No sabía que había ocurrido. Solo recuerdo que antes de despertar en esta pila de chatarra, estaba en mi nave, en el estacionamiento de la universidad y de pronto sentí que mi pecho explotó.

Por un breve periodo de tiempo me hallé caminando en un sitio desconocido, rodeado de pura oscuridad. Escuchaba una voz que me decía "acércate", de pronto tomé conciencia de que estaba aproximándome al Allspark.

No me voy a parar a detallar como me sentí en la muerte, únicamente porque no sentía nada en aquel lugar. Esto me causó intriga porque desconocía la razón de porqué al despertar de nuevo, me era imposible sentir cualquier tipo de emoción. Ni si quiera me sorprendí cuando vi mis brazos con mis manos amputada ni mi rostro en el reflejo de un pedazo de metal. No buscaba explicaciones, sólo buscaba como remediar mi situación.

Con dificultad me puse de pie. No me sentía cansado, pero mi cuerpo en sí estaba muy débil. Era completamente ilógico llamar a alguien en aquel lugar porque, además de que la cascada de líquidos de mezcla de aceites y desechos resonaban por todo el sitio, no podía emitir ruido alguno, lo que solo significaba una cosa: ya no tenía mi módulo de voz.

Los quejidos que debía de estar soltando a medida que intentaba hacer funcionar mis extremidades, no se escuchaban, así como tampoco se escuchó mi grito al caer sobre un taller abandonado, que seguramente, en algún momento de la corrupta historia de Cybertron, usarían para reciclar la chatarra. La caída, aunque no muy larga ni de varios pisos, sino sólo de uno, fue dura, incluso mi rodilla falló un poco al intentar levantarme.

A pesar de todo, debo sentirme agradecido de que los anteriores ocupantes hayan dejado todas sus herramientas. Había soldadoras, martillos, todo lo necesario para remachar, moldear o fabricar, además de la inagotable fuente de recursos que me brindaban las pilas y pilas de chatarra que había afuera.

Quien sea que me haya hecho esto, no me abandonó en un lugar al azar. Me había dejado justo en una bajada en una montaña de basura que, usando la simple lógica, sabría que yo no escalaría, sino que seguiría la bajada, porque mis extremidades no estaban en condiciones de escalar ni hacer grandes esfuerzos. Me atrevo también a decir que este desconocido también había estado aquí antes, pues al ver el techo, aunque vieja, la estructura se hallaba en buen estado, tan buen estado que la montaña de metal sobre ella no la había hecho colapsar, además, el agujero por el que caí era el de un redondo bien dibujado. Aunque posible, muy poco probable de que ese hueco se haya abierto así solo porque yo lo pisé.

Tomé todas las herramientas que encontraba y las dejaba sobre la mesa de trabajo para contabilizarlas y examinar su estado, para saber con cuantas realmente podía contar para mejorar mi cuerpo. Cualquier otro hubiese entrado en pánico, se hubiese tirado al suelo a llorar en vez de buscar una solución. Lo que yo hago, es lo más lógico en cualquier situación. Las lágrimas, el miedo, la desesperación, solamente desordenan la mente y no permiten pensar con claridad.

Al terminar de comprobar el estado de mis herramientas y descubrir que la mayoría aún funcionaban y tenían carga, salí para buscar trozos de metal que pudiesen servirme. A pesar de mantener mi mente centrada en reunir el material suficiente para repararme, al levantar algunos trozos con mis antebrazos, tuve un pequeño recuerdo del pasado donde estaba dando clases sobre la materia sólida. Por un instante, vi a mechs y femmes concentrados viéndome, fascinados con lo que les enseñaba.

Pero no le di la suficiente importancia a ese recuerdo para estar más de cinco segundos viendo el pedazo de metal. Viéndolo de un lado más sensato, todos esos inútiles habrían hecho explotar un laboratorio antes de si quiera encender la luz. Una juventud plagada de inútiles que sobreviven en la universidad a base de amistades con los profesores. Lo reconozco, yo también fallé en ese sentido, pues les di todas las facilidades posibles a unos ineptos que a duras penas hacían el mínimo esfuerzo. 

Transformers Prime: MegatronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora