<Narrador>
Luego de unos cuantos aplausos y apretones de mano en agradecimiento por su compromiso, los dos mechs se disponían a irse de allí. Aunque no se transformaron a sus modos alternos, aún quedaba gente caminando con ellos, compartiendo palabras de ánimo y entusiasmo por el cambio que los dos prometían. Sin embargo, a medida que avanzaban, poco a poco la multitud se disipaba, hasta que llegaba el momento de despedirse y se daban cuenta de que ya se encontraban caminando los dos solos.
El bicolor y el plateado siguieron así, caminando en silencio. Orion intentaba digerir la vergüenza por hablar en público, ya que jamás lo hacía y haberlo hecho sin prepararse le provocaba querer retorcerse por ello. Repasaba una y otra vez lo que dijo y se preguntaba si estuvo bien. Intentaba recordar si dijo algo mal o pronunció una palabra de forma incorrecta. En cuanto a Megatronus, acostumbrado a ser visto por un público emocionado, dedicaba sus pensamientos a idear una forma de proceder.
El gladiador se preguntaba si tomar el Coliseo sería una buena idea. Dudaba, pues invadir ese lugar implicaba que la fuerza de seguridad privada de Igor y la policía de Kaon tendrían una justificación para usar fuerza letal.
Mientras barajaba la posibilidad de éxito o fracaso de algo así, Orion lo miró y lo sacó de sus pensamientos.
—¿Cómo lo haces?— le preguntó el inseguro archivista.
—¿Uh? ¿A qué te refieres?— le contra preguntó Megatronus, confundido al no saber a qué se refería.
—Ya sabes... hablar frente a tanta gente.
-Ohh- alzó ambas cejas y asintió con la cabeza lentamente, sin saber como responder a eso. -Bueno... no lo sé. Supongo que es la costumbre. En el Coliseo luchas, gruñes, haces movimientos extraños, gritas, básicamente te sueltas con tal de sobrevivir. No tienes tiempo de sentir vergüenza, ni de dudar de ti mismo.
Orion entendió que los años, décadas en realidad, de Megatronus en ese oficio, habían logrado moldear la personalidad del gladiador, otorgándole una confianza en sí mismo que, aunque pueda renegar en un principio ante ciertas cosas, como el hecho de entrar en política cuando apenas se conocieron, siempre encontrará la forma de imponerse y sobrevivir. Esto era una de las cosas que más admiraba Orion de él, su determinación.
El archivista reflexionó brevemente sobre su propia falta de experiencia en situaciones desafiantes. Hasta ese momento, lo más desafiante que había hecho en su vida, fue extender su curriculum en el Salón de Registros, junto a una entrevista laboral, y cortejar a Ariel.
-Además, estar en las minas y en la guerra, te permite tener consciencia y creer genuinamente en lo que sientes y expresas- agregó Megatronus para terminar.
Orion se sorprendió un poco, ya que sabía que Megatronus había estado en la guerra de Omega One, pero no que había trabajado en las minas. Pero no quería preguntar por ello.
-Comprendo- Orion asintió, pensando en que su experiencia de luchar por los más desfavorecidos, podría entregarle esa misma confianza que Megatronus tenía en sí mismo.
-¿Y cómo te sientes tú con todo esto?- le preguntó Megatronus.
-Me siento... abrumado, aunque también soy optimista- replicó el archivista, esbozando una sonrisa de lado.
-Estoy igual. Siendo honesto, nunca me vi haciendo esto. Por cierto, eso último que dijiste, recuerdo haberlo leído en algún lado.
-"¿Hasta que todos seamos uno?"- el gladiador asintió. -Ah je, je, lo saqué del discurso de Alpha Trion, cuando proclamó la victoria contra los Quintessons.
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Transformers Prime: Megatron
FanfictionDurante su último discurso en Kaon, antes de iniciar la guerra civil, Megatron lanzó un grito que condenaría el destino de Cybertron y su gente. "¡Solo conseguiremos la paz a través de la tiranía!" ¿Cómo consiguió conquistar las sparks de los pobre...