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<Narrador>

Las celebraciones por la victoria en Omega One continuaron durante los días siguientes. Proteus se había encargado de convertir la toma de la luna en un gran hito nacional de Cybertron, casi a la misma altura que la Caída de los Quintessons.

Los soldados que empezaron a abandonar Omega One, pensaban que una nueva vida les esperaba, después de todo, ellos fueron los principales protagonistas de la guerra.

—¡Ha, ha, no pensé que sobreviviría de verdad! — comentaba Bulkhead, subiendo la rampa de la nave de transporte.

—Ni yo, honestamente pensé que dispararía algunos tiros y luego me arrancarían la cabeza— le replicó Ironhide.

—¡Ja, ja, ja! — el verde le dio una palmada en la espalda, pasándose un poco por su fuerza.

—¡Ugh! — Hide se fue hacia delante por el empujón de Bulkhead. El verdoso suspiró mientras sonreía.

—Odio tener que deshacerme de mis cañones.

—Yo también, sea como sea, me gustaban esas cosas — dijo el rojo, habiendo tenido que entregar sus cañones a sus oficiales, al igual que el resto de soldados porque no podían regresar con armas.

—¿Y qué harás ahora? — al subir a la nave, ambos se sentaron en los asientos apegados a la pared.

—Pues... regresar a casa y seguir trabajando en el puerto de Simfur, ¿Qué hay de ti? — alzó su ceja viéndolo.

—Supongo que igual. Yo trabajo de obrero en la construcción.

—Mmh— asintió con la cabeza. Ratchet pasa enfrente de ellos con un botiquín en las manos y se sienta junto a Ironhide. — ¡Hey!, doctor, ¿Qué tal?

—Supongo que todo está bien, es un alivio saber que ya no tengo que atender a pacientes en el suelo mientras me disparan — soba con sus servos su botiquín.

Pues... supongo que todo está bien, es un alivio saber que ya no tengo que atender a pacientes en el suelo mientras me disparan — soba con sus servos su botiquín.

Megatronus, aun esperando para que llegara su nave de transporte, veía en dirección al sector de las siete colmenas, estando sentado sobre una roca. El no haber tenido que luchar aquella batalla, reforzaba su idea de que algo más le esperaba en Cybertron.

Esta misma idea la compartían muchos otros soldados, creyendo estar bendecidos por haber sobrevivido a la masacre que se dio lugar en la luna. Y es que la cantidad de bajas se volvió incontable luego del fracaso de la Operación Air Storm.

El último soldado abatido en combate fue un youngling de la misma edad de Megatronus. Este youngling marchaba junto a su compañía, hallando su muerte al ser impactado en la cabeza por el disparo de un insecticon que se había quedado atrás.

Perdido en sus pensamientos, el plateado no se había dado cuenta que Soundwave se le acercó. Este último le tanteó el hombro para llamar su atención.

—¿Uh? Oh, perdón, Soundwave, no te había visto. El morado movió su cabeza hacia donde veía Megatronus. — Solamente miro... allá. Tenemos mucha suerte de no haber combatido allí, ¿No lo crees? — a su pregunta, Soundwave se le quedó viendo por un par de segundos.

El morado se volteó y alzó su brazo, señalando a un mech que no podía dejar de temblar. Por su condición, otros dos debían ayudarlo a caminar. Este mech era uno de los tantos que sufrieron traumatismo por las explosiones.

—Bueno, supongo que algunos fuimos más afortunados que otros.

Megatronus no era consciente de la cantidad de cybertronianos que quedaron en estados similares al mech. Y ni mencionar a los desaparecidos o a los que quedaron agonizando en el suelo de los campos de batalla, sin que nadie los ayudara ni los reconociera para el conteo de bajas. Omega One se había convertido en un cementerio.

Transformers Prime: MegatronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora