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<Narrador>

Megatronus, extasiado con la ovación que recibía del público, se retiró de la arena junto a los otros dos gladiadores. Mientras que Makeshift y Skyquake fueron llevados a otro sitio debido a algunas lesiones por el apretón al que fueron sometidos por la matriarca, el plateado lo enviaron a las duchas.

El youngling pasaba la pulidora por su armadura mientras se veía en el espejo, limpiándola de las ralladuras y daños que trajo consigo de Omega One. Aunque quiso corregir las cicatrices que quedaron en su rostro a causa del Tox, estas no pudieron revertirse, pero al plateado poco le importaba, ya que en su cabeza seguían resonando las innumerables voces que lo aclamaban. Además, repasaba el hecho de que se había transformado a su modo alterno, descubriendo que podía volar.

—¡Hey! ¡Amigo! — el vocero del coliseo llevaba un buen rato intentando llamar la atención de Megatronus.

—¡Ah! Sí, sí, disculpe— se giró, apartándose del amplio espejo y apagando la pulidora. El vocero le mostró una caja pequeña y procedió a lanzársela, cayendo sobre la mano derecha del youngling. —¿Y esto?

—¿No sabes? Son créditos. Esa es tu parte por haber ganado.

—¿Mi parte? — dejó de lado la pulidora y abrió la parte superior de dicha caja, pudiendo ver varias barras de colores doradas y plateadas. —¡Wow! Es... mucho.

—Y podrías ganar más— Megatronus alzó la cabeza viéndolo. —Allá afuera la gente te quiere. Habrá más combates pronto, si te interesa, inscríbete como gladiador y quédate cerca del coliseo.

—¿Cree que tenga oportunidad si me quedo? — le preguntaría luego de haber guardado silencio por unos instantes.

—He conocido jóvenes, tal vez tenían tu misma edad, que entraron en la arena y aún con gladiadores infinitamente más fuertes que ellos, no pudieron sobrevivir a las bestias a las que se enfrentaron. Ahora, contestando a tu pregunta, creo que sí.

Aunque fuese arriesgado convertirse en gladiador ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Regresar a las calles? ¿Regresar al lugar en el que una vez perdió los servos y un óptico? No, aquello estaba lejos de ser una opción válida.

Megatronus, firme y seguro de querer forjar un nuevo futuro para sí mismo, asintió con la cabeza, aceptando la propuesta del vocero.

En paralelo, en el otro lado del gran planeta metálico de Cybertron, Magnus junto a Powerglide y Moonracer, estaban dejando a Dreadwing en el hospital militar de Iacon.

Dentro de una capsula de aislamiento, trasladaban al malherido azulado por el hospital. Magnus, atendiendo a su responsabilidad para con su camarada, los siguió, pero fueron detenidos en cuanto entraron al pasillo que llevaba al pabellón quirúrgico.

—Tienen que esperar aquí— les dice una enfermera, señalándoles el alto con la mano abierta, procediendo a entrar de forma inmediata.

—¿Cree que sobreviva? — Moonracer miró desde atrás a su superior azulado. Magnus se tomaría su tiempo en contestar.

—Sobrevivió mucho tiempo en ese estado, estoy seguro de que puede aguantar un poco más.

—¿Y qué tal si no? — Powerglide no era el más indicado para dar ánimos.

Magnus soltó un pesado suspiro volteándose, pasando entre medio de ambos y yendo a la sala de espera.

—Sólo... guarden silencio— dijo al ya estar dándoles la espalda.

Magnus se sentó erguido de primeras, pero pasados unos segundos se inclinó hacia delante, reposando sus codos en sus piernas y chocando ansioso las puntas de sus dedos.

Transformers Prime: MegatronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora