Capítulo Cinco

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Jimin a pesar de ser un jóven desastroso y amante de las fiestas descontroladas, debía admitir que siempre había tenido esa característica de ser muy bueno a la hora de seguir órdenes al pié de la letra.

No le bastaba ser la caja de secretos de Hong para mantener su vida con pequeños lujos bien, por lo que su jefe había empezado a darle pequeños trabajos. El primero hace dos años, un político había ofrecido una gran suma de dinero a Hong con la órden de que alguno de sus aplicados hombres pudiera sacarle los números de cuenta a una hija en cuna de oro unos años mayor que el, mimada de la sociedad y lo suficientemente tonta para pensar que Jimin era heterosexual.

Simplemente le dijo palabras bonitas, le invitó una copa y en medio de una borrachera le prometió que se casarían, llevó a la chica a un hotel y ésta se durmió antes de que Jimin tuviera que buscar una excusa para no acostarse con ella, el verdadero "ni borracho toco a una mujer", primero por principios y segundo porque a ambos les gustaba lo mismo.

Sus trabajos la mayoría fueron un éxito, los primeros desastres Hong se había encargado de que no tuviera problemas y siguió memorizando números de cuentas millonarias para personas que buscaban destruir a alguien mejor que ellos, o simplemente por venganza. Algunos dirán, no era mejor robar directamente de esa cuenta en vez de recibir menos dinero por el mismo trabajo? Pues no, Hong necesitaba ser un hombre fiel por lo menos hacia las personas que eran más poderosos que el.

El talento y la memoria fotográfica de Jimin le aseguró la vida desde los dieciocho años, había escapado de casa por motivos de estupidez adolescente y salud mental, había llegado sin nada a Seúl y después de dos meses encontró a Hong, la vida del dinero rápido, drogas buenas, sexo y alcohol gratis por doquier.

Y ahora? Pues nada, encerrado en un departamento que daba miedo junto a un agente que no había visto hacia cuatro días.

Sé lo que te digo! No lo veo hace días y dudo que así se cuide a alguien seguido por mafias —  bufó con los pies colgando en el respaldo del sofá y de cabeza — El teléfono? Oh, lo compré hace unos días, en el transcurso del taxi hacia el departamento mientras un tal Seokjin hacía una llamada.

Escuchó la voz del otro lado de su nuevo celular y se rió, lo único que alegraba su fea estadía.

Na ni te creas, solo tomo sopas instantáneas que encontré en unos cajones y papitas — un puchero se formó en sus labios mientras jugaba con el dije en su pecho — Me haces falta... nadie cocina como tú, beb...

Abrió los ojos y casi se atraganta por la posición en la que se encontraba.

— De dónde sacaste ese móvil?.

Cariño, te llamo luego.

Jimin aclaró su garganta cortando su llamada y se paró sobre el sofá mareandose casi al instante, pero si se bajaba de éste Jungkook le sacaria una cabeza y se vería más estéticamente aterrador.

— Hola — sonrió y guardó el artefacto en la parte trasera de sus shorts — Hace mucho está ahí? No lo escuché entrar.

— Quería saber si estaba todo en órden — cruzó sus brazos y Jimin tragó saliva ante los músculos de éste — Me dirás de dónde lo sacaste?.

— Oh, mi móvil? — rió nervioso — Pues, lo compré hace unos días.

— Entrégamelo — extendió su mano.

— Qué? No! — apretó los labios tratando de que no se formara un puchero en ellos — Solo lo uso para llamar a mi bebé... lo juro! Puede confiscarlo si quiere.

— Está bien, lo confiscaré.

Jimin sonriente, creyendo en las vagas palabras del agente le dió el móvil, pero Jungkook simplemente lo miró sin prenderlo y lo guardó en la parte trasera de sus pantalones.

AGENT JK || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora