Capítulo Dos

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Bueno la visita al hotel no había sido para nada satisfactoria para ambos agentes.

Después de ruegos y mentiras por parte de Taehyung lograron que los dejaran, por quince minutos, ver en las cámaras de seguridad. Pudieron enfocar a ambos adultos entrando entre risas al hotel y pedir una habitación por una noche.

El rubio al parecer ni borracho era tonto, pues los había registrado con el nombre de Jungkook, pero todavía no habían imágenes de las facciones claras del contrario.

Ni siquiera en el ascensor en donde el más bajo había mantenido sus labios y cara en el cuello del agente mientras éste se sostenía de uno de los vidrios debido a los tambaleos de su cuerpo. Lo peor? Al salir del ascensor, el rubio con la cabeza gacha saludó a la cámara como si lo estuvieran viendo.

Jungkook casi lanza la computadora por la ventana al ver la actitud del menor, y peor fué cuando después de casi cinco horas éste salía con cubre bocas, lentes y le bailaba a cualquier cámara que viera.

— Maldito niño — masculló riendo Taehyung, sin creer realmente lo que sus ojos veían.

Podían tratar de hacer que sus facciones las detectara la computadora del salón de investigación, pero al ser pocas sin dudas tardarían más de lo que el pelinegro estaba dispuesto a esperar.

En silencio, Jungkook con el ceño fruncido y su sexto cigarrillo prendido esa mañana se subió al Jeep, dispuesto a volver a su casa y soltar su enojo contra su saco de boxeo.

— Amigo, relax — Taehyung tocó su hombro mientras mantenía fija la vista en el camino — El chico no es realmente importante.

— Claro que lo es, media delincuencia mundial me odia, cualquiera pudo haber sido y ese chico es mi única pista.

— Lo encontraras, estoy seguro como que me llamo Kim Taehyung — le quiñó un ojo y abrió la puerta del Jeep, el cual se había estacionado del otro lado de la calle en donde se encontraba su auto — Recuerda lo de mañana.

— No olvidaría mi momento de diversión por nada del mundo.

...

— Listos?.

— Si, señor.

Jungkook bufó mientras colocaba su chaleco anti balas, el cual pesaba un demonio y tenía unas iniciales blancas (A.C.I.C) que resaltaban en su atuendo negro, unas botas negras acordonadas, pantalones gruesos del mismo color y la mayoría de sus compañeros cascos con cubre bocas.

Pero a Jungkook le valía una miérda el jodido casco en ese momento.

Sus músculos se tensaron y alzó una mano deteniendo todo movimiento a sus espaldas, en donde había siete de sus compañeros y tres oficiales de policia. Estaban apunto de completar una misión y tenía a todo su equipo en sus manos, solo faltaba que diera la señal para que el espectáculo empezara.

— Empieza, Kim.

Gritos y revuelo se empezó a oír detrás de la puerta subterránea de la discoteca menos visitada por los ciudadanos. Jungkook empujó la puerta con su hombro y sus manos empuñaron la pistola cargada y sin seguro.

Sus ojos se desviaron a Hoseok, el cual señaló con su láser el lugar exacto en donde se encontraba Federic Richelsco, un narcotraficante Italiano, muy conocido por su buena maniobra en las trata de blancas y su gran cadena de prostitución que para mala suerte del país había llegado a las tierras Coreanas, en donde Jeon por petición de un general tuvo que hacerse cargo, pues al parecer hombres que persuadian a menores de edad les hacían creer que vender su cuerpo era una solución viable y única opción.

AGENT JK || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora