14._ Mi viejo

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IVÁN

"Es un buen tipo mi viejo

Que anda solo y esperando

Tiene la tristeza larga

De tanto venir andando" Vicente Fernández

Sabía que mi viejo era un chingón, mi mamá solía contarme todo el esfuerzo que hacía para mantenernos a los dos, al mismo tiempo que estudiaba su ingeniería por las noches. Tal vez fuera muy terco, pero era su terquedad el motor que le permitía seguir avanzando y afrontar sus problemas, lástima que eso me terminaba perjudicando más que beneficiando.

Este espantoso día inicio por querer ayudar a Grillo, mi amigo necesitaba realizar un inventario de todas las artesanías que había fabricado últimamente, ya que sospechaba que el culero de Don Fernando le pagaba menos de lo que le correspondía, obviamente acepte sin dudarlo, para mí era como un pequeño gesto de agradecimiento por todas las ayudas que me había brindado desde que llegue.

Era la mañana de un viernes y la verdad poco o nada tenía que hacer en la empresa, después del día de muertos por fin logre terminar todo lo relacionado con el proyecto, ya solo faltaba que Victoria me diera su visto bueno para poder aplicarlo y avanzar considerablemente en la construcción de la estación. Por lo que decidí regalarme unos cuantos días de descanso por tanto esfuerzo aplicado, con la excusa de que continuaba dándole los toques finales al proyecto.

Luego de comprobar que efectivamente el culero de Don Fernando le veía la cara de wey a Grillo y le robaba dinero, decidimos pasar el resto del día en las bancas del parque platicando de nuestros trabajos, sueños, música favorita, miedos, etc. Especialmente de lo que haríamos al salir de Chopitlan.

A la mitad de la plática me percate de varias llamadas perdidas por parte de Vargas, era raro pues le había avisado que este día iba a faltar. Confundido tome mi celular y decidí marcarle.

- Bueno. – Contesto Vargas.

- Buenas tardes ingeniero, ¿Está todo bien? Vi que tenía varias llamadas perdidas suyas.

- Si, todo va bien, solo que alguien lo estaba buscando.

- De seguro ha de ser Victoria o su achichincle... Leo creo que se llamaba, ha de ser para darme el visto bueno del proyecto.

- No hombre, no fue ninguno de esos dos. –Señalo el ingeniero pensante. -Era un hombre que jamás había visto, parecía importante, pregunto varias veces por ti pero respondí que hoy no te encontrabas trabajando.

- Y ¿No te dijo su nombre?

- Se lo pregunte pero no me lo quiso decir, también pregunto por Victoria, pero no creo que lo quiera aceptar.

- Esta raro Ingeniero, ahorita veo que es lo que quiere. Gracias

Colgué el teléfono para inmediatamente pensar en quien podría venir a buscarme con tanta insistencia. Las únicas personas que conocía aparte de Grillo eran los Gavilanes y la vieja del restaurante, pero dudo que ellos necesitaran hablar conmigo o con mi jefa. Supongo que me quede absorto en mis pensamientos un buen tiempo ya que Grillo me picoteo varias veces las costillas para que regresa en sí.

- Te dije que me caga que hagas eso. – Espete molesto.

Con una sonrisa amable añadió - Es la única formo no violenta que conozco para llamar tu atención, por cierto. ¿Qué quería el ingeniero?

- Nada, solo me hablo porque alguien pregunto por mí.

- ¿No te dijo quién?

- No... Y la verdad es que tampoco me importe tanto.

Soledad y El MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora