IVÁN
"Mujer, mujer divina
Tienes el veneno que fascina en tu mirar
Mujer, que no se olvida
Tienes vibración de sonatina pasional
Tienes el perfume de un naranjo en flor
El altivo porte de una majestad
Sabes de los filtros que hay en el amor
Tienes el hechizo de la liviandad." Natalia Lafourcade
No creí que hubiera pasado mucho tiempo desde que llegue a Chopitlan.
Había llegado en julio y hoy me venía enterando que ya empezábamos diciembre. Iniciamos el mes con una reunión entre los directivos de la empresas, y con directivos me refiero al ingeniero Vargas, Leo y a mí (si por lo menos nos pagaran como directivos no hubiera tanta queja).
Leo nos informó que la empresa había optado por contratar más personal por dos razones, la primera era porque el proyecto ya estaba autorizada por Victoria, y la segunda, para tratar de estar acorde a los tiempos, pues teníamos varias semanas de retraso conforme a lo planeado.
Al principio creí que sería genial tener más manos que nos ayudaran, sobre todo en lo administrativo y lo contable, actividades que mermaban mucho nuestro tiempo al ingeniero Vargas y a mí. Pero al final decidieron contratar más obreros, lo que significaba mayores responsabilidades para ambos.
Chale, apenas había terminado de revisar y corregir el proyecto de la estación y otra vez me veía enterrado en trabajo. Otra cosa importante que se hablo fue con respecto a la pequeña cafetería que tenía la estación, pues debido al aumento de mano de obra ya no sería suficiente para cubrir todas las demandas de los nuevos trabajadores, motivo por el cual tendríamos que buscar a alguien que se encargara de ese aspecto.
En resumen de eso se trató la junta, Victoria como siempre no se presentó y todo lo tuvimos que arreglar con su achichinque, quien me comento que en estos días la licenciada me mandaría a llamar.
Al finalizar la junta me dirigí a la tienda de abarrotes que me había recomendado Grillo. El cual tristemente se veía incapaz de acompañarme debido a que su mamá se había sentido mal y la estaba cuidando. Obviamente me había ofrecido a ayudarlo a cuidar a su mamá, pero él me pidió que no me preocupara y que ya en estos días nos reuniríamos, así que solo y nostálgico por la compañía de mi amigo, entre a comprar lo que me faltaba de la quincena.
Algo que no me gustaba es que todo el pueblo sabía que era amigo de Grillo (nota, no me avergonzaba ser su amigo, al contrario, lo quiero y lo estimo mucho, pero las personas me seguían tratando como si fuera un ladrón), por lo que durante toda mi compra los dos señores dueños de la tienda no dejaban de vigilarme y seguirme a todos lados. Parecido a lo que le paso una vez a mi viejo cuando entro con su uniforme del trabajo a Liverpool.
Después de comprar mi despensa (con guardia incluida), así como algo de queso Oaxaca o "quesillo" como le dicen los jarochos, camine hacia la caja para pagar. Como el cajero de la empresa nunca daba billetes menores de $500, al momento de pagar me dijo la señora que no tenía cambio y que tendría que esperar hasta que le llegara.
Molesto, me senté cerca del área de juegos a esperar mi cambio. Mientras esperabas me percate que el área no solo tenía navecitas y trenecitos de monedas para los niños, sino que también tenía maquinitas de todo tipo, desde las que tienen temática de futbol y lanzas una pelotita en los distintos huecos, pasando por las clásicas máquinas tragamonedas hasta llegar a mis favoritas, de esas en las que puedes jugar un montón de juegos Arcade como Metal Slug o Snow Bros.
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Soledad y El Mar
PertualanganVine a Chopitlan por que me dijeron que aquí vivía mi abuelo un tal José Rosas. Y no, no vine por que mi madre me lo haya pedido, vine por que la empresa en la que trabajo me obligo a venir aquí. Ahora estoy atrapado en este horrible pueblo abandona...