Todo siempre tendrá una explicación, pero... ¿esa explicación será verdad?
Un nuevo y misterioso huésped llega al hotel, ganándose la simpatía de todos los monstruos, pero él solo prepara al público para la llegada de una mujer a la que todos alguna...
Martha había llegado al hotel, casi quemándose, pero era capaz de manejar el dolor, estaba siendo atendida por Ericka,-que la observaba con asombro.-
-¿Quiere que el personal la ayude con su equipaje?- preguntó tratando de ser atenta y amable con la nueva visitante.
- No es necesario, solo si puedes darme la llave de mi habitación, porfavor.-le pidió amablemente.
- Ay, es cierto.-se la entregó a Martha, la tomó con sutileza con sus guantes negros. Le dió indicaciones de cómo llegar, usar el elevador y en qué piso estaría. -Vaya, se ve muy elegante señorita Harker.-
-Gracias. Por el cumplido y por el servicio, querida.- le dió un billete a Ericka y se dió la vuelta.
- Gracias, aunque esto es más de lo que debería pagar.
- Es para ti, por la amabilidad. Quédate con el resto.- contestó esbozando una sonrisa; cruzó las puertas del elevador y se despidió de Ericka con un pequeño movimiento de su mano.
Martha caminó hasta su cuarto, sacó su teléfono y llamó a alguien.
-¿En qué habitación dijiste que estabas?
-«En el 221, ¿Porqué?¿Acaso ya llegaste?»
- Aún no, pero quisiera saber para irte a ver cuando llegue.
-«Ah, esta bien. En un rato ya voy a dormir, luego te cuento lo que hice, y no creerás lo que encontré aquí»
- Oh, ¿De verdad?- dijo ella con ironía. Abrió la ventana del cuarto y salió caminando por la pared de afuera- Comenzó a quemarse otra vez, estaba despidiendo algo de humo-seguía hablando por teléfono.
- «Si, si claro. Te va a gustar. Pero no es tan bueno como en Florencia.» al otro lado de la línea se oía que él tenía algo en la boca mientras hablaba.
- Que bien que te hayas divertido. Eso es bueno. Pero deberías abrir tu ventana ahora porque me estoy quemando.- dijo ella tranquila.
Jack estaba lavandose los dientes, se extraño ante lo que escuchó, se dirigió rápidamente a la ventana y abrió las cortinas: vió a Martha afuera. Quemándose.
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-¿Piensas abrir o solo te me vas a quedar viendo?- dijo ella sarcástica con una sonrisa.
Jack abrió rápido, para que Martha pudiera entrar.
- ¿¡Pero cómo se te ocurre llegar en pleno día!?- gritó Jack alterado.
- Hola a ti también Jack. Linda pijama.- contestó Martha despreocupada. Entró por la ventana dejando una estela de humo detrás. Su piel blanca estaba irritada y ardía con chispas al fuego vivo; su ropa estaba quemada en algunas partes. Se sentó en la cama y respiró profundamente.
