3. Cazando al Príncipe

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Finales del siglo XVIII

Cerca del bosque negro, unas pesadas botas hacían crujir hojas y ramitas secas caídas de los árboles. Caminaba ágilmente, para la figura que tenía este hombre. Solo era visible su bata blanca, que ondeaba por la ligera brisa y la fuerza de su caminar.

Podía verse entre los troncos de los árboles, pequeñas motitas de luz en aquel claro, era una aldea que estaba cada vez más lejos; comenzaba a nublarse y el terreno empezaba a mostrarse más oscuro y tenebroso.

El profesor-y famoso cazador-Abraham Van Helsing caminaba decidido y con fuerte paso, adentrándose más y más al bosque negro de Alemania. Llevaba una pesada y larga arma recargada en su hombro, y una lámpara de aceite meciéndose en su mano que alumbraba un círculo amarillento de luz.

Miraba atento a cualquier movimiento, cualquier sonido que había a su alrededor. Lo único que oía, era el rechinido de la lámpara de aceite meciéndose en su mano, y las crujientes hojas secas que tronaban a su paso.
Había oscuridad solamente, las ramas de los árboles se agitaban sutilmente con el viento; apenas podía vislumbrar algunas estrellas que quedaban ocultas por las negras nubes y las copas de los árboles.

Llegó finalmente a un terreno más alto y un poco despejado, habían algunos árboles y troncos secos vacíos, tenía una mejor vista al cielo. Perfecto para cazar vampiros.

Después de una serie de chasquidos metálicos, estaba listo con su arma cargada.

«Será mejor que apague la linterna» pensó con el ceño fruncido.

Pasó un rato, y las nubes en el cielo se iluminaban momentáneamente por los relámpagos. Quedaba el estruendoso eco de los truenos; era más de medianoche, y el silencio comenzaba a invadir la calma del bosque.

Se quedó dormido, trataba de permanecer despierto, pero el aburrimiento y el cansancio lo derrotaron, hasta que unas voces-que no se les entendía casi nada- se aproximaban cerca de donde él estaba.
Reaccionó rápido y se escondió con el arma en las manos detrás de los arbustos y la pila de hojas secas.
Se asomó lentamente y los vió. Las siluetas de dos murciélagos fueron visibles cuando un relámpago apareció en el cielo.

Y si: eran vampiros.

Uno de ellos tomó su forma humana, era totalmente oscura, no era posible apreciar su rostro o siquiera como iban vestidos. Resaltaba en la oscuridad el brillo azul de sus ojos, por el acento en su voz, y la capa que llevaba puesta, Van Helsing lo reconoció: era más ni menos que el mismo Conde Drácula, su antiguo enemigo.
Iba acompañado de alguien más.
Drácula extendió su mano hacia el otro murciélago, y este se transformó,-también tenía un brillo azul escalofriante en sus ojos- le dió la mano a Drácula, también llevaba una capa, era de menor estatura y más delgada que el Conde; Van Helsing entendió por su figura y su voz que se trataba de una mujer.

Drácula extendió su mano hacia el otro murciélago, y este se transformó,-también tenía un brillo azul escalofriante en sus ojos- le dió la mano a Drácula, también llevaba una capa, era de menor estatura y más delgada que el Conde; Van Helsing ente...

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Hotel Transylvania - We'll Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora