9. Tan rotos como Versalles

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⬆️⚠️HAY UNA PARTE DE LA HISTORIA DONDE ES IMPORTANTE OÍR LA MELODÍA, AÚN NO, SOLO ESPERA⚠️⬆️
 

 
   
    
⬇️ESTA ES UN BUEN COMPLEMENTO PARA EMPEZAR⬇️

 
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Recuerdo lo mucho que admiraba las tormentas de Transylvania. Eran hermosas las noches despejadas repletas de estrellas, pero no sé comparan con estás tormentas. Son la esencia de Rumania.

El aire gélido chocando contra mi cuerpo, las gotas de lluvia tratando de doblegarme, y los rayos iluminando mi paso. Me hacen sentir tan vivo y lleno de poder. Y claro que lo tengo.

No por nada me llaman el Príncipe de la Oscuridad.

Apuesto, encantador y carismático Heredero al trono de Rumania. Hijo del famoso y desalmado Vlad el empalador. ¿Gran título no?

Talvez el fuego pueda dañarme, el ajo indigestarme, talvez una simple estaca pueda matarme, pero nada es capaz de hacerme sufrir. O al menos eso creí.

Me aburría vivir. Las espectativas por cumplir ante la Orden del Dragón y todos los monstruos era agotador.
Los gritos y lamentos ya no eran placenteros. La sangre ya no era suficiente. Ni todas esas almas eran lo bastante desgarradoras como para hacerme sonreír. Quería algo más.

¿Qué cruel es la vida no es así? Siempre habrá algo porque sufrir. Si no son los humanos que te obligan a vivir como un animal, es entonces lo que más hace sufrir a un hombre:

Una mujer.

En mis años de juventud, ninguna mujer hacia despertar mi interés. Mis amigos siempre decían: ya llegará la indicada, deberías buscar a alguna nena, dijeron ellos. Pero...ninguna era verdaderamente atractiva.

Las humanas que cazaba caían fácilmente a mis brazos: querían besos y algo más, pero yo solo quería la escarlata que corría por sus venas.
Era molesto en ocasiones: que personalidades tan predecibles. Que pensamientos tan aburridos. Que seres tan comunes.

Pero ella... ¿Quién lo diría? Yo enamorado de una chica. ¡Pero que mujer!

Desde el primer momento en que la ví (o más bien que choqué con ella) quedé embelesado.

Me dolió mucho el golpe, pero verla y oír su voz lo compensó todo.

«"...soy Martha, por cierto..."»

Debí oírme como un idiota al decirle lo lindas que eran sus orejas de murciélago. Al menos la hice sonreír y vi sus colmillos por primera vez.

Tenía miedo, ¿o era que estaba sorprendido? Sentí escalofríos al verla, deje de respirar, mis ojos estaban húmedos y cristalinos ¿Qué diablos sucedía conmigo? Creo que hasta me sonrojé al mirarla. Espero que no lo haya notado. Las palabras se atascaban en mi boca, parecía un tonto. ¿Acaso me hechizó?

¿Era acaso la más bella maldición de mi corazón?

Sus bellos colmillos, podrían perforar con facilidad cualquier cuello. Esos ojos color azul con verde tan brillantes, era algo inefable que me decían a gritos: ella es la indicada.

Hotel Transylvania - We'll Meet AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora