Versus (I)

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Por encima de mi hombro, tus ojos siempre me miran.
Analizando cada uno de mis movimientos, en que estado me encuentro.
Porque eres más fría que el hielo sobre mi piel.
¿Es porque soy pequeña, verdad? Y no te desafiare.
Estas tan desesperada.

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Respire profundo. Esa junta había sido dura.

Presidenta de Ecomoda.

Ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado.

Aún todo era tan extraño. Salí al pasillo, evitandome a casi todos en esa sala que me odiaban o me incomodaban con miradas exageradas. Despedí a don Roberto que se fue muy agradecido. Me había quedado con las del cuartel hasta que todos fueron saliendo de la sala.
Había un pensamiento que me había rondado la mente desde la junta: doña Marcela.
Había estado tan reacia conmigo como desde el primer día pero esta vez con claros motivos. Apesar de todo me sentía mal. Necesitaba aclararle que yo no tenía nada en su contra y que, por sobre todo, me mantendría a un mar de distancia del doctor Mendoza.

Camine hasta su oficina y di dos pequeños toques para luego entrar. Al verme, en automático ella se colocó su máscara de desprecio, Patricia que estaba con ella se retiró. Respira, Beatriz, respira.
Comence calmada diciéndole que venía a aclarar las reglas del juego, que a partir de ahora tendríamos que hablar mucho, trabajar juntas y que si yo pedí que se quedara era porque apesar de todas las diferencias la consideraba una pieza fundamental para la reconstrucción de la empresa. Ella con su altaneria me dijo que no fue por mi sino por Roberto y su difunto padre que se quedó, además para no dejarme con todo, que no lo permitiría, que creía que yo me vengativa y que no le pidiese que se retractara de absolutamente nada solo porque ahora soy presidente.

Respira, Beatriz, respira.

M: y no me hable de reproches por lo que le hice, porque es una idiotez frente a los desastres que usted me hizo a mi

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me volteé tomando aire por milésima vez desde que entre en la oficina. Me tragué las lágrimas.
Toda la rabia, todas las cosas que hizo, cada palabra de desprecio, cada burla vino a mi mente. No más. No más

B: ¿usted nunca va a cambiar verdad? ¿Siempre va a tener su cuchillo afilado? Yo vine aquí para hablar bien con usted, para aclararle las cosas y lo único que usted hace es aprovechar hasta la ultima oportunidad para despreciarme

M: ¿y quiere que le pida disculpas o que? Por favor, Beatriz. Conmigo no. No soy idiota. La venganza se le ve a metros -ella se levantó apoyando sus palmas en el escritorio y mirándome con desafio- no lo va a conseguir, se lo juro

Rei. Rei amarga. Lo entendía.

B: ¿todo esto es por el, verdad? Don Armando es la respuesta de su altaneria, cuando en ningún momento lo he mencionado siquiera. Usted es tan predecible...

M: usted lo es. Se roba la empresa, se fuga, se pone bonita y luego viene aquí como toda una salvadora a dar la cara. A usted no le importa ecomoda, Beatriz. A usted le importa el, ¿acaso piensa que no vi como lo miraba en la sala de juntas? Pero déjeme decirle una cosa, hemos vuelto, el ha vuelto a mi. Así que mejor resignase, haga el favor

Dios mío. Era todo tan ridículo. Lo único que salía de su boca era inseguridad. Conocía de cerca eso.
Todo el veneno que tenía guardado durante meses salió.

B: ¿tanto miedo tiene de que se lo quite? -medio sonrei-

M: ay, por favor

B: el miedo se le ve a metros, doña Marcela. Si usted dice que volvieron, que volvió a usted, porque tanta inseguridad, ah? O acaso es que no esta tan segura de su novio? De su "relación"?

M: mire, atrevida, yo no voy a permitirle que me hable de esa manera. Respete

B: no, respeteme usted a mi. Yo he venido aquí con toda la intención del mundo y lo único que he recibido son más y más insultos. Ahora veo que usted jamás va a verme como la mujer ni profesional que soy, porque sigue pensando que soy insignificante. Pero yo le voy a demostrar, doctora Valencia, que tan mujer puedo ser

Pude ver el miedo en su rostro, tapado con rapidez por frialdad y burla.

M: tan ridícula, aún cree que Armando va a voltear a mirarla siquiera. Todo fue un juego, doctora, superelo y dejenos en paz!

B: un juego para Betty la fea, una realidad para Betty la bonita -ella abrió la boca con indignacion- que tenga buena tarde, doctora

Y salí cerrando la puerta tras de mi. Suspire. ¿En qué me metí? Mi mayor sueño era estar a metros de don Armando, realmente lo quería así pero estaba tan cansada, tan harta de ella y su desprecio que me fue imposible. Era una parte de mi que no conocía.

Mariana y Sandra me invitaron a festejar mi nuevo nombramiento. Me rehuse un poco pero finalmente accedí, quería despejarme de el día tan duro que me había tocado.
Estábamos yendonos cuando en el ascensor nos cruzamos a ambos. Mire al doctor y el a mi. Tuve un escalofrío.

¿Acaso tu sientes esa...electricidad?

Doña Marcela enseguida se ocupo de besarlo y tocarlo frente a mi. El se veía avergonzado y apenas ni le corresponde. No deje de mirarlo hasta que las puertas del ascensor se cerraron, ya que el no bajo con nosotros. Las muchachas se quedaron hablando y doña Marcela se quedó unos minutos esperándolo pero no bajo por lo que al final se terminó marchando. Apenas se fue y luego de lanzarme una mirada, las puertas del ascensor se abrieron y don Armando salió. Se lo veía nervioso mientras me miraba con intensidad. Mire al piso un momento y acomode mi cabello. Volvi a mirarlo.

B: buenas noches, doctor

Lo note sorprendendido.

A: bu...buenas noches, Beatriz

Ya estando en el sitio, aún no podía dejar de pensar en lo que le había dicho a doña Marcela y en lo que eso implicaba. Las muchachas hablaban como locas mientras mi mente se disputaba entre odiar la idea de estar cerca de don Armando y a la vez desear hacerlo.

Había una gran posibilidad de quedar en completo ridículo por todo esto. Pero también había una verdad, el se acercaría, lo sentía en el alma.
Se había quedado sin empleo y había dejado a mi disposición todos sus bienes, su empresa estaba completamente en mis manos y su amigo Calderon había terminado junto con el.
Era cuestión de tiempo para que comience su jugada para recuperar lo perdido. Lo sabía.

Lo sabía.

Y así fue.

En medio de mis pensamientos y del tipo que venía molestandome desde hace un rato, apareció.

A: buenas noches

What If... (YSBLF Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora